En plena pascua, una caravana de caturros voló y se posó en La Florida para presenciar el duelo con Barnechea. Wanderers vivía un presente dulce, invicto y con una seguidilla de triunfos. Un centro calculado del incombustible Cerezo encontró una almohada en Altamirano y Enzo Gutiérrez sacó un balazo furibundo para fusilar al golero alemán. Nada hacia presagiar que se vendría la noche para los verdes. El huaicochero aprovechó una ocasión de fortuna e igualó el encuentro. Luego, en un vaivén del Decano, Briceño avizoró en el horizonte a un adelantado Viana, y con un solo brochazo pintó la cara de tristeza de miles de porteños. El alicaído capitán intentaría resucitar tapando un penal, pero no alcanzó y se sumergió en el agrio sabor de la derrota.
Ramírez deberá trabajar la definición y lograr la inverosímil proeza en la altura de Calama con los zorros del desierto, para revertir el agridulce verde de seguir puntero, pero con una derrota.
José Luis Trevia