Restaura fotografías a familias damnificadas por incendios
En Fotos DAL les regalan copias en tamaño billetera alos clientes, las que luego son replicadas y aumentadas a su tamaño original gratuitamente.
Camila Bravo Orellana - La Estrella de Valparaíso
Lleva más de 52 años de trayectoria laboral y pudo replicar las fotografías de al menos quince familias damnificadas por el megaincendio que arrasó con gran parte de los cerros de Valparaíso el 2014. A través del proceso de reproducción fotográfica, logró devolverles algunos de sus recuerdos a las víctimas que lo perdieron prácticamente todo en el fuego.
Benedicto Muñoz tiene un estudio fotográfico en la calle Condell del Puerto desde hace casi cuatro décadas y lo nombró Dal, en honor a las tres cosas más importantes para él: Dios, amor y libertad. Trabaja junto a su esposa, María Areste, desde hace 37 años y ofrece diversos servicios fotográficos. Dentro de su estudio posee más de diez temáticas diferentes pintadas en los salones del edificio, incluyendo un viaje en el tiempo que decora los retratos con un tono sepia y disfraces de ópera comprados desde el mismo Teatro Municipal de Valparaíso.
Benedicto posee miles de archivos en sus registros y cada vez que realiza una sesión le entrega cuatro copias de billetera como regalo a sus clientes. Fueron estos obsequios los que han ayudado a que al menos 15 familias pudieran restaurar sus recuerdos.
"Nos preocupamos mucho de los recuerdos y le damos mucha importancia a la fotografía porque sabemos que es una historia", señala Benedicto.
La imagen adjunta de una bebé de una de las familias afectadas por el megaincendio es una de las pocas fotografías replicadas que conserva el estudio en físico, incluso la exhiben junto a otras en la recepción del edificio. Cuenta María que pertenece a una clienta que frecuentaba el estudio. "Un domingo fuimos a su casa porque la abuelita quería tomarle una foto a toda la familia, se hicieron clientes nuestros y nos trajeron a la pequeña. Ellos perdieron todo en el incendio, pero pudimos devolverle esta foto", cuenta María Areste.
Pasó por lo mismo
Benedicto también fue víctima de un siniestro durante el 2012, el cual le arrebató sus herramientas, el estudio que albergaba su trabajo y los cientos de recuerdos que podía experimentar con las fotografías que yacían dentro. Por ello admite entender a cabalidad la situación de las personas que pierden sus casas y su historia, junto a ello asegura que mientras pueda ayudar a rescatar esos momentos fotografiados, lo hará sin lugar a duda.
"Nosotros vivimos un incendio, yo perdí muchas fotografías de cuando era joven, esos recuerdos ya no los puedo recuperar, entonces sé lo que significa, lo viví en carne propia. Para mí esto es un acto de contribución al corazón y al alma, como podría cobrarle a alguien por este trabajo si yo pasé por lo mismo y habría deseado no perder tanto", señala Muñoz.
Reproducción
Para restaurar una fotografía la manera más sencilla es solicitándola mediante el respaldo de los archivos, pues en el estudio Dal se guardan todas las fotografías sin importar los años que pasen, sin embargo en ocasiones las personas no recuerdan la fecha o ni siquiera el año en que se tomaron la foto dificultando mucho el encuentro de ésta, no obstante si aún posee la foto de billetera que se le obsequió se puede proceder al método de reproducción.
La reproducción consta de trabajar, restaurar y editar cualquier fotografía a través de Photoshop. Las fotos son escaneadas y según su necesidad se realizan diversos métodos. Por ejemplo, en el caso de las fotos quebradas o a las que les falten espacios, se debe realizar la clonación, una clase de relleno mediante tonalidades que ya existen.
María, esposa de Benedicto explica que lo más difícil de hacer son los ojos y los labios de una persona, pero que siempre se puede sacar el trabajo adelante. La reproducción de una fotografía en muy mal estado puede tardar incluso tres días de trabajo y las más sencillas tan sólo un momento.
Estos procedimientos suelen tener un valor que va desde los $5.000 a los $10.000, dependiendo del tamaño, sin embargo Benedicto y María lo hacen de forma gratuita para ayudar a los clientes que perdieron todo durante la catástrofe.
Ellos tienden a llevarle al estudio las pequeñas imágenes que venían de regalo, pues generalmente las personas las conservan porque las guardan junto a sus documentos. Según Benedicto éstas fotos son mayoritariamente de niños, madres y abuelos que ya no están.