Carlos Moyano y Yerko García su socio, fueron compañeros de curso en el colegio Hispano de Villa Alemana y, si bien nunca fueron grandes amigos, la relación entre ellos siempre fue cordial.
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La atracción
Espacio sustentable
Al salir de cuarto medio no se volvieron a ver; cada uno hizo su vida, tuvo sus proyectos y sus familias y a mediados de este año por cosas del destino se encontraron en el negocio que Carlos había montado en la comuna, un pequeño outlet.
Conversaron, se pusieron al día y se dieron cuenta de que el sueño de ambos era similar: sus esposas hacen tortas y un restaurante estaba dentro de los planes, pero además Moyano soñaba con tener un campo de minigolf que fuera un atractivo anexo al restaurante.
Hace como diez años que Carlos Moyano tenía en su cabeza la idea del campo de minigolf, pero por un tema de recursos, siempre lo postergó hasta que su antiguo compañero pisó su negocio, que en ese entonces estaba ubicado en calle Progreso (hoy se emplaza en la avenida Valparaíso).
"Entre el 2002 y el 2003 estuve en la marina y me compré un computador y en esa época había un juego de Golf que se llamaba Pangya. Empecé a jugarlo y me empezó a llamar mucho la atención, lo encontraba demasiado entretenido y así nació mi idea de tener un campo de minigolf", relató.
En el reencuentro con su excompañero de colegio le planteó su idea y tuvo buena acogida. Aprovechó sus vacaciones para irse al sur y recorrer algunos campos que hay en Pucón específicamente, pero no era como lo que tenía planeado, un campo que simulara el real con 18 hoyos.
Asegura que lugares como el que hoy se emplaza en el sector de Lo Hidalgo, casi en el límite con Limache no hay casi en Chile, donde disfrutan grandes y chicos por igual.
Sin embargo, el proyecto final es la edificación de un centro de eventos, que está en etapa de construcción donde se puedan celebrar cumpleaños, matrimonios y otros eventos, complementado con juegos inflables, canopy, más adelante una piscina y el campo de minigolf.
"La novedad de todo este proyecto es el campo de minigolf que se llama Golfilandia y que tiene un circuito de 18 hoyos que asimilan lo que vendría siendo un recorrido de golf legal, pero cada hoyo tiene su dificultad que hace que quienes jueguen piensen en la manera de llegar a hacer un hoyo en 1 que es lo más importante en este juego", señaló Moyano.
Quien gana el circuito es el que hace menos golpes para embocar la pelota en un hoyo y por cada hoyo pueden jugar hasta cuatro personas. Ahí es cuando los competidores hacen sus apuestas lo que le da más emoción al juego.
En julio partió la búsqueda del lugar, las compras y a concretar el proyecto recientemente inaugurado y que poco a poco comienza a tener sus primeros clientes.
"Han venido a jugar personas que incluso juegan golf, traen a sus hijos y la crítica ha sido buena, a todos les ha gustado, han vuelto acá porque lo encuentran novedoso y entretenido. Han venido grupos de amigos que hacen apuestas y se ve como disfrutan del juego, gritan, se ríen, aplauden y le da toda una onda a este lugar", señaló el emprendedor.
Dado que están emplazados en un espacio abierto aún tienen que solucionar el tema de las sombras y, por ahora, la apertura de puertas se hace de lunes a domingo a las 18.00 horas cuando ya comienza a bajar el sol y se mantienen hasta las 21.00 horas; la idea más adelante es abrir a las 10.00 de la mañana.
Por ahora, dado que están en proceso de marcha blanca, el valor por persona es de $3.500 pesos y les permiten terminar el circuito, pero más adelante el cobro será por un tiempo determinado.
Los socios además quieren contribuir al medioambiente y tienen un espacio sustentable, sin embargo, seguirán privilegiando la naturaleza y crearán nuevas áreas verdes.
"Construimos una laguna sustentable que tiene plantas que permiten que el agua se limpie y una cascada en que el agua se filtra y tiene todo un circuito para mantenerla casi transparente. Además contamos con 20 peces Coy que están en etapa de crecimiento", indicó Moyano.