Centroderecha
Hace unos días fuimos testigos de cómo personeros de la política chilena recibieron con los brazos abiertos al hijo del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro. Junto con aquello, de cómo la Diputada Camila Flores expresaba abiertamente en el consejo general de Renovación Nacional que se declaraba pinochetista, que hay que ser valientes, y que hay que dejar los "amarillismos".
Creo pertinente mencionar que los que nos identificamos de centroderecha, no expresamos tales cosas no porque no nos atrevamos, sino que porque no las creemos. Ser de centroderecha no significa ser nostálgico de una cruel dictadura en la que se perseguían a personas por pensar distinto. El condenar a cualquier dictadura, sea de derecha o izquierda, no es ser "amarillo", es no ser doble estándar. Es necesario que Chile Vamos sea capaz de alejarse de los extremos, dejar de mirar hacia atrás, y ver hacia el futuro con un claro compromiso con las libertades políticas, económicas, valóricas y civiles. Ya muchos dieron ese paso, tales como el diputado UDI Jaime Bellolio o el senador de Evópoli Felipe Kast. Los chilenos estamos cansados de la lógica obsoleta del sí y el no.
Nicolás Martins