La deuda de Valparaíso y sus escaleras con los discapacitados
Familias deben lidiar diariamente con una ciudad que no está adaptada para los que tienen una discapacidad. Ir al colegio o al consultorio se vuelve todo un desafío para los que viven en la parte alta del Puerto.
Marcela Guajardo P. - La Estrella de Valparaíso
Valparaíso es toda una atracción turística con sus coloridas casas que parece se caen del cerro.
Pero para algunos porteños es un verdadero calvario movilizarse desde las alturas hasta el plan. Las escaleras que se ven tan pintorescas en las fotografías turísticas son el mayor obstáculo para quienes se movilizan en silla de ruedas.
Al igual que muchas mamás porteñas, Elizabeth Amigo manda a su hijo Dylan al colegio en un furgón escolar, aunque es toda una travesía llegar a la calle.
"Me sale pesado. Llegamos en mayo a esta casa y hay una escalera para llegar a la calle, pero yo no lo puedo cargar sola, me tienen que ayudar", dice Elizabeth. Su hijo tiene 16 años y sufre de una tetraparesia espástica, por lo que tiene que desplazarse en silla de ruedas.
Las calles y las veredas empinadas hacen difícil el desplazamiento. "Solo con llevarlo al paradero quedo cansada", comenta Elizabeth.
Marcela Cabezas tiene que cargar a su hijo de 19 años en brazos para llevarlo al furgón porque vive en un segundo piso. Se compró un auto solo para trasladar a Diego, quien sufre de una parálisis cerebral.
"Hay pocos cupos para discapacitados y todos quedan lejos de donde uno tiene que hacer trámites. Hasta en el supermercado hemos tenido problemas y los encargados no se hacen responsables", dice.
Incluso ir al consultorio es un reto para Marcela y Diego. Tienen quedar una gran vuelta porque el acceso para sillas de ruedas está lejos y los estacionamien- tos para discapacitados tampoco están cerca.
María Gabriela Toro, jefa técnica del Centro Integral de Educación Especial Nueva Siembra de Playa Ancha, conoce esta realidad de cerca, ya que varios de sus alumnos tienen movilidad reducida.
"En mi curso tengo ocho alumnos en sillas de ruedas, pero solo uno de los papás tiene automóvil, entonces la movilización es muy compleja", señala María Gabriela.
En el plan la cosa no mejora. Según Elizabeth, las rampas de las veredas son muy inclinadas: "Están mal hechas, hay que dar vuelta la silla para poder pasar y con ayuda. He visto varias personas caerse por esta razón".
Locomocion
No solo las escaleras y las veredas en mal estado son enemigos de quienes tienen una discapacidad física: la locomoción colectiva tampoco es amable con quienes deben usar sillas de ruedas.
"Los colectivos discriminan porque te ven con la silla de ruedas y no te paran y por eso muchas familias no salen a veces porque no tienen los medios para hacerlo", dice Gabriela. "Es cosa de buena voluntad, más de la mitad de los choferes no te paran, solo unos pocos se bajan para ayudarte con la silla", cuenta Elizabeth.
Derechos humanos
El 2016, el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad sugirió al Estado adoptar un Plan de Accesibilidad General, incluyendo los medios de transporte, edificaciones e instalaciones públicas.
"Necesitamos que Chile sea un país realmente inclusivo, donde las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente y participar plenamente y en igualdad de condiciones en el entorno físico, transporte, información y comunicaciones", dice el diputado Andrés Celis, quien ofició al Instituto Nacional de Derechos Humanos pidiendo un reporte sobre los últimos avances y el nivel de cumplimiento que tiene la región en materia de accesibilidad para personas en situación de discapacidad en la zona.