Un emblemático profesor de nuestro colegio se preguntaba al ingresar a la Secretaría Ministerial de Educación durante la marcha de este miércoles recién pasado. ¿Dónde está la izquierda chilena que por años reconoció el aporte del Colegio Winterhill como un bastión de resistencia en contra de la dictadura y del modelo de país que se instaló en Chile?
¿Dónde están hoy cuándo necesitamos más que buenas intenciones?
Las ironías de la vida nos llevan en la actualidad a un escenario complejo y quien tiene en sus manos evitar esta tragedia y asegurar nuestra subsistencia es la SEREMI de Educación de Viña del Mar, la señora Patricia Colarte, proveniente de otra vereda política.
La cuestión que urge hoy está por sobre las discusiones ideológicas y políticas y se debe instalar como un mandato ético y moral en el seno del quehacer de nuestra sociedad. Que un proyecto educativo cierre ya es lamentable. Pero que además nos enfrentemos al cierre de un proyecto como el del colegio Winterhill, es una tragedia mayor. Este espacio, inspirado en experiencias educativas alternativas, lleva más de cuarenta años defendiendo supuestos que recién hoy se instalan como saberes legítimos en el ámbito educacional; educar en y para la libertad, educar a través de los afectos, educar para la autonomía. Respetar al otro como un válido otro.
Un proyecto educativo como este no puede desaparecer. Además de lo que significa en términos históricos, su modelo pedagógico representa hoy la alternativa que el sistema educativo actual necesita para resolver los problemas que nuestras escuelas arrastran hoy y que han empujado a la sociedad y a las autoridades hacia soluciones punitivas como el polémico proyecto de "Aula Segura" (ahora "Aula democrática"). En nuestros principios reza el siguiente poema que hemos intentado mantener vivo todos estos años: "el niño aprende lo que vive. Si vive con aceptación y amistad, aprende a hallar amor en el mundo". Estos versos representan más que una sentencia, un saber que nos ha permitido todos estos años formar a niños y niñas a través del amor, de la confianza, de la reflexión y de la comprensión y cada vez menos en base a sanciones y castigos.
Para aquellos que debieron levantar sus manos y alzar su voz, seguiremos aquí a la espera de sus aportes. Nunca es tarde para brindar apoyo.
Para aquellos como la SEREMI Patricia Colarte, que hoy se ven enfrentados a encrucijadas éticas, quisiera transmitirle que confiamos en su objetividad y compromiso con la educación de todos los niños y niñas. Evitar el cierre de un proyecto educativo cuya esencia ideológica no necesariamente comparte, la engrandece en su rol político y social.
Mauricio Arenas Oyarce, Director Académico (s) Colegio Winterhill de Viña del Mar.; Magister en Administración y Gestión de Proyectos Educativos; Diplomado en Prácticas Curriculares en Contexto y Profesor de Lenguaje y Literatura