El enigma tras la tragedia de la comitiva de Pinochet en Chiloé
Hallazgo de restos del helicóptero siniestrado en la bahía de Achao, donde murieron tres militares, revive el clamor de familiares por conocer qué paso en el accidente que se registró en diciembre de 1984.
Un misterio, propio de estas latitudes del archipiélago de Chiloé, se ha vuelto a instalar tras el hallazgo circunstancial del fuselaje de un helicóptero del Ejército que se estrelló hace más de tres décadas en la bahía de Achao, comuna de Quinchao.
Los restos encontrados de la aeronave 260 de la institución castrense, a más de 100 metros de profundidad, reabrieron las esperanzas de una familia de Rancagua, desde donde era originario el capitán Roberto Ramón Goicochea Richardson (31), quien piloteaba la máquina, en su propósito por encontrar la verdad frente a esta tragedia.
La historia de este suceso que conmocionó a esta localidad chilota se remonta a un 6 de diciembre de 1984, cuando visitó Achao el general Augusto Pinochet.
Junto a toda una delegación cívico-militar y una masiva concurrencia, el pueblo junto a sus habitantes fue testigo de un episodio que marcó sus existencias dado el clima reinante generado por la dictadura.
La nave tipo Puma que formaba parte de la comitiva presidencial y donde iban, además del capitán Goicochea, el cabo mecánico Juan Beltrán Miranda y el también capitán Gabriel Herrera Benavente, capotó a escasos minutos de haber despegado desde un aeródromo cercano a la localidad.
"El helicóptero salió desde el lado sur de Tolquien, giró hacia la derecha, cerca del pueblo, lo primero que pasó es que se le cayó la parte de la cola, quedó la parte gruesa del aparato y eso estalló enseguida, se hizo pedazos en segundos y cayó al mar", recuerda Segundo Torres, de 69 años de edad y quien reside en el sector rural de Palqui, en Curaco de Vélez.
El diagnóstico del isleño fue categórico en aquel entonces, al presenciar cómo la aeronave se desintegró cobrando la vida de sus tres tripulantes.
Torres suma que "por la manera en que estalló el helicóptero nadie quedó vivo, se vieron los pedazos que estallaron y enseguida vino el otro helicóptero (de la comitiva) y ese lo sobrevoló unas tres veces".
Rescate
La imagen de aquella tarde del 6 de diciembre de 1984 remeció a los habitantes de Achao y alrededores, quienes con sus embarcaciones se desplazaron hasta el área donde capotó el aparato con el fin de ayudar en las tareas de rescate.
Un joven de entonces 18 años, René Garcés Álvarez, quien estaba en las cercanías de la rampa, evoca que en una reacción espontánea los patrones de lanchas y curiosos navegaron hasta el lugar para prestar cooperación.
El exconcejal de Quinchao cuenta que "partieron todas las lanchas para tratar de ayudar, muchas se sumaron a la búsqueda, pero no se encontró nada y en la tarde empezaron a salir restos del fuselaje".
"Empezamos a recoger los restos, nosotros también ayudamos a recoger y lo llevamos a la Capitanía de Puerto (de Achao), y de allí no se supo nunca más de la historia, incluso se hizo un monolito saliendo de Achao que mostraba el lugar donde había sucedido (…), fue una explosión muy fuerte, fue con mucha fuerza y costó mucho asumir lo que estaba sucediendo", comparte el también exgobernador de Chiloé.
Testigos
El siniestrado helicóptero Puma 260 tenía como misión continuar con la comitiva a la vecina Región de Aysén.
Así lo rememora quien fue alcalde designado de Quinchao en la época, Marcelo Fuentes García.
El político describe un suceso marcado por el azar y en que el intendente regional por Aysén, quien tenía por misión desplazar a Pinochet desde Chiloé al sur, debió optar por uno de los dos helicópteros militares.
"Eligió en el que iba a ir el general Pinochet, se cayó el otro, jugó con la ruleta rusa", contó el hoy secretario general de la Corporación Municipal para la Educación, La Salud y la Atención al Menor de Castro.
Ante el siniestro, el directivo señala que la nave que comandaba el capitán Goichochea capotó a unos 800 metros de la orilla de la playa.
Fuentes manifiesta que "cuando uno mira la topografía del mar, abajo en el fondo marino, hay un acantilado de unos 120 metros de profundidad y cayó en el acantilado y era muy difícil sacarlo".
El aviso de la tragedia con los medios de comunicación de la época llegó hasta la mesa donde estaba en ese momento la delegación presidencial en la localidad de Villa Quinchao, activando todo un dispositivo que generó las más diferentes interpretaciones y en lo que por primera vez en dictadura se deslizó la posibilidad de un atentado contra Pinochet.
"El edecán le informa a Pinochet que se había caído el helicóptero, eso ameritó todo un operativo de seguridad. 'Escucha Chile' (programa de Volodia Teitelboim en la Unión Soviética), decía Radio Moscú: 'Atentado contra Pinochet'", añade Fuentes.
Fuselaje
La exploración este año por parte de una cámara submarina, de propiedad de la salmonera Marine Harvest en el área donde posee un centro de cultivos, reveló el hallazgo de parte de la misteriosa nave hundida exactamente a 103 metros de profundidad.
Tal descubrimiento se remonta a los primeros días de junio de este año, desconociéndose inicialmente de qué se trataba.
Tiempo después, Héctor Aravena, gobernador marítimo de Castro, confirma que en el fondo marino "se hallaron pedazos de motores, eso es lo que informan, son pedazos de fierro, y hay un video que muestra una estructura como un fuselaje, se ve como un casco sin forma".
Los restos del helicóptero sacados a flote fueron derivados a la Quinta Zona Naval, con asiento en Puerto Montt, para desde allí informar y entregar en este caso al Ejército de Chile.
Familia
Desde Rancagua, en la Región de O'Higgins, la familia del desaparecido capitán Roberto Goicochea abriga las esperanzas de que este caso se reabra con el único fin de conocer a ciencia cierta qué aconteció aquella fatídica jornada.
La viuda del fallecido militar, Bernardita Guerrero, afirma que, independientemente del vínculo con la institución castrense, jamás pudo acceder a las conclusiones de alguna investigación que develaran los pormenores del siniestro aéreo en la bahía de Achao.
"Después de un mes que fue el accidente yo nunca más supe nada, el contacto con el Ejército siempre tuve, pero que se hubiera sabido algo, nada; nunca tuve una explicación, jamás, ninguna respuesta coherente, nada", sentencia.
Fue a partir de 2005 cuando Bernardita comenzó a indagar por sus propios medios con el propósito de encontrar la verdad y cerrar el doloroso episodio que la marcó por el resto de sus días, junto a sus cuatro hijos.
Sostiene que ese año "empecé a investigar y, la verdad de las cosas, que no encontré nada, se me cerraron todas las puertas y me dijeron que cuando tuviera alguna prueba se pudiera hacer algo".
El paso del tiempo y la instalación de más dudas que certezas llevaron a la esposa del capitán de Ejército a elaborar su propia hipótesis con relación a la tragedia.
"Yo podría decirlo, no afirmarlo, sí podría decir lo que yo pienso: no fue un accidente, eso es lo que me dice mi intuición, por toda la información que se me ha negado", dice Guerrero.
Paula Goicochea Guerrero, hija del grupo familiar rancagüino, se suma al largo peregrinar que ha significado buscar la verdad que rodeó la caída del Puma 260, donde iba su padre y sus dos compañeros.
El descubrimiento del fuselaje y la extracción de algunas piezas de la nave motivaron recientemente a la familia a reanudar siempre por sus medios la obtención de información en la Armada y el Ejército.
Goicochea dice que "solicitamos al Ejército acá en Rancagua que nos facilitara el archivo, el informe de que se había encontrado el fuselaje".
La joven basa su esperanza en que la aparición de una parte de la nave signifique reabrir el camino para esclarecer la tragedia y así encontrar una cuota de tranquilidad y sellar, de una vez por todas, las dudas dejadas por la muerte de su padre.
"Mi papá salió un día a trabajar, no volvió más, se informó de este accidente; el hecho de no tener algo que enterrar, quedar con la incertidumbre, éramos tres niños y mi mamá embarazada de ocho meses (…); como familia siempre hemos querido encontrar algo, un resto, algo que nos diga: mi papá estuvo en ese helicóptero", concluye.
Desde la Brigada de Aviación del Ejército de Chile, con asiento en Rancagua, explicaron escuetamente que no tienen la potestad para emitir un pronunciamiento, razón por la cual declinaron referirse a esta materia.
"Por la manera en que estalló el helicóptero nadie quedó vivo".
Segundo Torres,, testigo."