En horas de la noche, personal policial de la Segunda Comisaría de Quilpué se dispuso para efectuar un masivo control vehicular, en la intersección de la avenida El Belloto con Frutillar. De pronto, tres individuos que andaban en un auto de color gris arrancaron y no quisieron someterse a la fiscalización. ¿La razón? tenían un nutrido prontuario policial y andaban en un vehículo robado.

Los carabineros, al percatarse de la fuga, salieron en su búsqueda a bordo de sus patrullas. Así se inició una espectacular persecución policial por las calles de El Belloto, hasta que llegaron a la altura de la avenida El Trabajador. Allí los antisociales descendieron del vehículo y se dispersaron por distintos callejones. "Se les siguió por distintas calles aledañas, lográndose la detención de dos sujetos", dijo el capitán Christian Cisternas, subcomisario de la Segunda Comisaría de Quilpué. Posteriormente, gracias al trabajo en conjunto con la Sexta Comisaría de Villa Alemana, Carabineros pudo comprobar que el auto en el que arrancaban los sujetos mantenía una orden vigente por robo. "Se mantenía el respaldo audiovisual de las cámaras de seguridad", acotó el capitán Cisternas.

Por orden del fiscal de turno, los detenidos de 17 y 18 años fueron puestos a disposición del tribunal por los delitos de robo y por eludir la fiscalización mediante la fuga.

Matías Valenzuela

Son muchas las personas que ya la ubican, y no pocas las que se han visto afectadas por su comportamiento. La llamada "mujer del casco" volvió a verse involucrada en un episodio violento, cuando golpeó con un martillo a una vecina.

P.N.V., de 49 años, es una mujer con un evidente problema siquiátrico, que no ha sido diagnosticado aún. Según contaron personas de su familia a La Estrella, preocupados por la situación, la mujer es traductora e intérprete en inglés de profesión, y trabajaba en barcos mercantes cuando sufrió una crisis sicológica de la que nunca se pudo recuperar. En los últimos años ha recorrido las calles con un casco guerrillero y palos con los que golpea a los transeúntes.

Esta vez, el ataque fue mucho más grave: utilizó un martillo.

Gustavo Moya, del cerro Cordillera, cuenta que, el pasado martes, su hija y su nieta, de 33 y 7 años, respectivamente, iban a su casa a bordo de una micro 512 y cuando estaban a punto de bajar, recibieron el ataque.

"Esta mujer tocó el timbre un paradero antes, le pegó en la cabeza con el martillo y se bajó corriendo; mi hija me llamó para avisarme y yo salí a buscar a esta mujer, cuando la encontré sacó su martillo desde la ropa y justo la toma su mamá y la mete para adentro", relata don Gustavo.

Su hija terminó en el IST con un TEC cerrado que, afortunadamente, no pasó a mayores.

Sobre la condición de la mujer, Gustavo dice que no es primera vez que causa problemas. Anteriormente, ya había atacado del mismo modo a otro vecino y durante este año se ha desquitado con vidrios y vehículos del resto del vecindario.

"Estamos cerca de un colegio y un jardín infantil, en cualquier momento puede atacar a un niño. Es urgente que esta mujer reciba atención siquiátrica cuanto antes", reclama el porteño.

Media docena de damnificados hubo áyer tras un incendio que de madrugada afectó a tres viviendas del cerro Molino.

Según Bomberos, el siniestro se declaró a las 00.18 horas en una casa ubicada en el N° 55 de calle Artigas, casi esquina de José Santos Ossa. Fueron voluntarios de siete compañías a cargo del 4° Comandante Claudio Rojas. "El incendio afectó a tres casas, a una por fuego y dos que tuvieron daños por fuego y agua en la techumbre. No hubo civiles ni bomberos lesionados", sostuvo el jefe bomberil, que resaltó gracias al rápido trabajo de las unidades se evitó la propagación a inmuebles colindantes. Manuel Ordenes fue uno de los damnificados. "Estaba durmiendo y un vecino llegó a golpearme la puerta para avisar que la casa se estaba quemando. El fuego empezó en el segundo piso y atiné a lanzarle agua al entretecho pero cuando llegaron los bomberos me sacaron". Perdió la mayoría de sus enseres, principalmente ropa de vestir y de cama, que guardaba en el segundo nivel. Con un familiar trataba de salvar lo que se pudiera en el primer piso. "No sabemos si fue un cortocircuito o se produjo a causa de otra cosa", dijo. Esperan la ayuda municipal para el retiro del material destruido. Algunos ya fueron catastrados por asistentes sociales para la entrega de ayuda de emergencia.