Nuevo caso de "adopciones truchas": desde Bélgica busca a supuesto hermano
Jaime Meléndez, junto a su madre Rosa Cabello, llevan a cabo la búsqueda de mellizo o gemelo que habría desaparecido al nacer.
Mirian Mondaca - La Estrella de Valparaíso
Desde niño, Jaime Meléndez Cabello, siempre sintió que no estaba completo y que desesperadamente necesitaba estar cerca de alguien de su edad para sentirse a gusto.
Sin darse cuenta, buscaba generar algo similar a ese estrecho lazo que sólo ocurre entre mellizos o gemelos. No por nada, ramas de la sicología incluso hablan de telepatía entre ellos.
Pero Jaime no tenía hermano gemelo ni mellizo en casa, a pesar de que su madre recuerda que sí tuvo en su vientre a dos hijos. Entonces, ¿qué ocurrió con su otro hijo? Esa respuesta es la que busca hasta el día de hoy Rosa Cabello, cada vez que en su casa de Miraflores Bajo, antes de dormir o al levantarse, mira la foto de su hijo Jaime que hoy vive en Bélgica.
Ya siendo un joven, precisamente fue él quien sembró en su cabeza la duda sobre qué ocurrió durante y tras el parto que tuvo en el extinto hospital porteño, Sermena.
Después de décadas con la sospecha de que algo extraño ocurrió con ella aquel día que dio a luz, esta viñamarina despertó de aquel estado de shock en el que no quería creer que aquello le había pasado. Así, comenzó la búsqueda de respuestas con el apoyo de la ONG Hijos y Madres del Silencio, con la firme idea de que ese hijo que nunca conoció podría ser parte de la larga lista de chilenos que fueron adoptados irregularmente, principalmente entre fines de los años sesenta y hasta los noventa.
Dos
Rosa recuerda que su estado de salud tuvo complicaciones durante el embarazo, sobre todo después del sexto mes. Durante todo ese tiempo estuvo sometida a constantes cuidados y exámenes ginecológicos e, indica, en varias ocasiones se le dijo que esperaba a dos hijos, entre otras cosas, porque se escuchaban dos corazones, comenta la mujer, sobre una época donde las ecografías aún no estaban disponibles.
Además, para terminar de confirmar que a su vida llegarían gemelos o mellizos, " como tres días antes de la cesárea que me hicieron, me hicieron una punción para saber la madurez de los fetos y me dijeron que les faltaba para nacer, o sea, me dijeron que eran dos", recuerda la viñamarina que entonces tenía 20 años.
La tarde del 10 de septiembre de 1973, cerca de las 19.00 o 20.00 horas, Rosa llegó al hospital Sermena junto a su esposo para internarse, ya que las contracciones eran insoportables.
A pesar de que según los médicos que la habían atendido en el proceso le dijeron que sólo tenía 8 meses de gestación, el momento del alumbramiento estaba por llegar. El trabajo de parto se intensificó y entonces, recuerda la viñamarina, "mi marido pretendía quedarse, porque él había hecho un curso para cooperar en el parto. Sin embargo, cuando yo llego la matrona que me recepcionó lo echó. Entonces yo me quejo y le digo: ¿porqué lo echan?, entonces me dice que no quiere problemas. Me dice tal cual, que no quiere hueones desmayándose en este proceso".
El joven padre aceptó a regañadientes. Sin su esposo en la sala de parto, la mujer comenta que tras sufrir fuertes dolores, sólo vio de reojo que se llevaban a uno de sus hijos, quien "estaba morado", agrega. Tras eso, esta madre recuerda que durmió profundamente y no volvió a despertar hasta el mediodía del 11 de septiembre.
Las largas horas que estuvo así le generan dudas, ya que "no se compara con mi segundo embarazo". Además, dice, "todas (las miembros de la ONG) tenemos la experiencia de esta sedación, porque tiene que haber sido una sedación, no sé de qué índole y para qué, porque es el común de los relatos".
Lo peor vendría cuando pidió a una enfermera ver a sus hijos. Entonces, según el relato de Rosa, la funcionaria de salud "se pone nerviosa y me dice que va a ir a buscar a la enfermera jefe. Entonces llega esa persona muy iracunda a la pieza y me dice ¿usted es la que está haciendo escándalo? (…) Ahí me dice ¡cómo va a tener otro hijo, señora, mire esa guagua!, como dándome a entender que era muy grande como para que hubiese tenido dos!".
Las dudas se acrecentaron tras ser dada de alta, cuando su marido (a quien no dejaron entrar hasta la maternidad del hospital, ya que estaba ocupado por militares tras el Golpe de Estado), le dijo que al preguntar en recepción, primero le informaron que uno de sus hijos había muerto y, después se desdijeron, indicando que no habían nacido dos.
Investigación
El 2011, su hijo Jaime se convirtió en padre de gemelas, lo que para ellos fue la última y rotunda confirmación de que debían buscar respuestas: la familia de la esposa de él no tiene antecedentes de nacimientos múltiples, cuenta Rosa. Entonces, el viñamarino y sus padres retomaron la búsqueda, hasta que se contactaron con la ONG Hijos y Madres del Silencio.
Ahora, junto a ellos, Rosa intenta recopilar antecedentes y también declaró, asegura, con la esperanza de su caso pueda ser investigado también por el ministro Mario Carroza, que lleva adelante la indagatoria de casi 600 presuntas adopciones irregulares a nivel nacional.
Desde la ONG, la coordinadora María del Carmen García, confirmó que están apoyando a la viñamarina en su búsqueda y que incluso se contactaron con la matrona que la atendió, pero que ésta -de forma escueta- les habría indicado que no recordaba que fuesen mellizos o gemelos.
"En el caso de Rosa, estamos en proceso de recopilar información (…) En el caso que se confirme todo y que existan delitos queremos que declare que no están prescritos", señaló García.
La coordinadora de la agrupación además adelantó que sostuvieron una reunión con la Comisión de Desarrollo Social, Superación de la Pobreza y Planificación de la Cámara de Diputados, "para que nos colaboren a que tengamos acceso a la información correspondiente".
El de Rosa es uno de los dos casos de desaparición de bebés que habrían ocurrido en el extinto hospital Sermena, parte de los sesenta que la ONG tiene a nivel regional y de los más de 4000 testimonios que han recibido en todo el país.