Ella es "Skimi": la joven que estrenó un reggaetón feminista
Kimberly Nacarino vive en un campamento y estudia trabajo social. Sufrió bullying por ser peruana, pero eso la llevó a escribir canciones cargadas de un mensaje de superación y contenido social, sobre todo en apoyo de mujeres víctimas de violencia.
"Dale quiérete, quiérete, quiérete, aprende a valorarte lo que eres y exprésate y ámate", dice el coro. Cuando subió el video a Facebook, ella esperaba que sólo sus amigos y conocidos le hicieran comentarios, pero la realidad dijo otra cosa. A los pocos días, recibió más de cinco mil reproducciones.
Kimberly Nacarino Andrade de 21 años vive en el campamento Nuevo Amanecer Latino, un asentamiento de difícil acceso en el sector Cerro Pedregal, en el extremo norte de Antofagasta y a las faldas de un cerro.
Desde esa vivienda, rodeada de la tierra propia del norte y en su gran mayoría por ciudadanos inmigrantes que llegaron hasta la zona en busca de nuevas oportunidades, ella escribe canciones, todas con contenido social.
Kimberly es oriunda de Tacna, Perú. Hace 11 años que llegó a Antofagasta, "por motivos familiares", como dice ella. Durante el día estudia trabajo social en la Universidad de Antofagasta, mientras que los fines de semana trabaja en un supermercado como reponedora, para ayudar con los ingresos de la casa.
Pero tiene otra faceta. "Skimi" es el nombre artístico que eligió para cantar. Un claro juego de palabras en referencia a "Kimberly", con el que a principios de julio estrenó "Rompiendo Cadenas".
Se trata de una canción que transforma en realidad algo que parecía una utopía: un reggaetón feminista, en un terreno en donde el machismo impera en este estilo.
"Rompiendo Cadenas" hace un repaso por el momento actual que vive el país, llamando a las mujeres a valorarse y también a reflexionar sobre los hechos de violencia de género que impactan socialmente: "en 36 horas cinco femicidios ¿qué pasó?", dice la letra, acompañada por imágenes del campamento y marchas del movimiento feminista. Esto, gracias a la producción de la periodista Mónica Mayorga.
Pero esas ganas de querer comunicar un mensaje cargado de lucha social tuvo su origen en una experiencia desagradable. La joven fue víctima del bullying en el colegio sólo por el hecho de haber nacido en Perú.
"Mi mamá me decía 'si te dicen peruanita pe, tú diles chilenito po', y me empezaban a molestar más. Por lo que dije, tiene que haber otra forma", comenta.
Esa otra forma fue la superación personal. Encontró el refugio en la composición, en la creación de poemas y canciones, en las que a través de metáforas relataba sus propias experiencias de vida, algunas ni siquiera cantadas ni grabadas, pero que a la larga se convirtieron en una especie de desahogo.
"Esas letras las tengo grabadas para mí", señala. Pero fuese el azar o el destino, la suerte le dijo otra cosa. En 2015 a través de Facebook, una conocida marca de zapatos realizó un concurso en el que Kimberly tenía que compartir una fotografía.
Finalmente, ganó un computador Macbook, el cual se convirtió en su herramienta más valiosa, la misma con la que graba sus canciones, la mayoría en formato rap y en el caso de Rompiendo Cadenas, reggaetón.
Mensaje de mujer
"Normalmente las canciones las escribo cuando estoy sola y me gusta escribir temas que tengan un sentido, por ejemplo referente a los femicidios, a la autosuperación u otros que tienen algún mensaje en la lucha por la mujer. En realidad, quiero que mi música tenga un mensaje, que no sea algo vacío y que la gente pueda entender lo que quiero dar a conocer", señala "Skimi".
La estudiante agrega que Rompiendo Cadenas es la primera que ha tenido tanta repercusión, algo que esperaba que ocurriese sólo con sus amigos o quienes la conocen:
"Como se dieron cuenta que las canciones que yo escribía tienen mensaje, me dijeron que sería conveniente generar un reggaetón, ya que es un género bastante dominado por hombres y entonces surgió la idea del porqué no hacer un reggaetón feminista, cantada por una mujer y que sea por los ideales de la lucha que está ahora. La verdad es que trato de cambiar un poco la mentalidad de la gente, Si a la gente le llega, bakán".
Frente a ello, la joven cantante tiene un mensaje claro con la lucha de género actual: "Es un hito la lucha de ahora. Estamos hablando de todo un país que se está masificando para generar un cambio y se habla de igualdad, se plantea ese concepto en el que el hombre y la mujer puedan ser vistos de la misma manera y no uno sea menos y el otro sea más".
No obstante, a veces esos conceptos suelen generar confusión y se desvirtúa el sentido real. Es por ello que Kimberly explica que si bien se ha puesto el tema en el tapete, en ocasiones "se ha tergiversado muchas veces con mensajes de algunas mujeres que tienen mucha represión hacia los hombres y se generan espacios en los que se tergiversa ese mensaje que una quiere entregar. En la canción digo que la base de la lucha comienza con quererse una misma".
Si bien reconoce avances en la sociedad chilena, la joven universitaria apunta a que aún hay situaciones que permanecen en deuda. Para ella, uno de los problemas que ocurren en Chile es que "a la mujer la 'asistencializan' mucho y eso lo veo con los casos de violencia intrafamiliar. Por ejemplo, el Sernameg recibe a las mujeres y cuando se encuentran víctimas de VIF les dan de opción una casa de acogida y la pregunta es ¿por qué la mujer se tiene que esconder y el hombre debe seguir a su libre albedrío afuera? En el campamento hay muchos casos y si tú les preguntas a una que otra te dice: 'no, deja nomás a mi marido si ya se le va a pasar'. Entonces están con la mentalidad patriarcal desde pequeñas".
Trabajo social
Kimberly toma una pausa en medio de su relato. Se cubre con la mano izquierda el sol que no perdona en las faldas del cerro, a la entrada del campamento. Entonces analiza y luego cuenta por qué eligió estudiar trabajo social, carrera en la que ya está en segundo año.
La elección fue más bien por algo personal. Sin entregar mucho detalle reconoce que desde que era chica fue víctima de violencia intrafamiliar.
Con esa vivencia, su meta fue convertirse en una profesional para en ese aspecto, en el de la violencia dentro del núcleo familiar, lograr un cambio con las mujeres en ese ámbito.
"Mi meta es trabajar con mujeres. Creo que con esa experiencia podría ponerme en el lugar y ser empática con las otras y tal vez entender cosas que probablemente profesionales no lo entienden, porque tal vez no lo hayan vivido".
Con esa vocación como bandera de lucha, para ella jamás fue un tema el que sus compañeros supiesen que vive en un campamento: "No es algo malo, porque lamentablemente es una realidad actual. Si me tocó vivir acá es porque probablemente no tengo las herramientas para vivir en otro lado".
Al principio sus compañeros reaccionaron con asombro, pero después se volvió algo para sacarle provecho: "mis profesores dijeron 'si esta niña vive en campamento, podemos llevar a todo el grupo para que estudie el lugar y sepa realmente lo que hay que hacer en trabajo social'".
Con 14 canciones de su autoría, más bases de rap que encuentra en internet libres de derechos de autor, ha pensado en recopilarlas para algún día tal vez, hacer un disco digital. Aunque le da un poco de nervios:
"Me da un poco de miedo por la respuesta que puede tener la gente, porque es complejo igual. Jamás pensé que el video llegaría tan lejos".