Cinthia Matus O.
Sábado, 22.00 horas. Un grupo de personas hace la fila para entrar a "La Taberna", un local de la calle Chacabuco. De pronto, un guardia se le acerca a Ámbar Simone, una mujer transgénero que espera su turno junto a un hombre. "Es mejor que no entres", le dice a secas. "¿Por qué?", cuestiona Ámbar. "Porque ya dos veces hemos tenido problemas con transgéneros que quieren usar el baño de mujeres", le replica el encargado de seguridad.
Ámbar Simone mira a su acompañante y decide que no se va a dejar amedrentar. "Voy a entrar igual", afirma y paga su entrada.
"No puedes entrar"
La chica trans se ubica en una mesa junto a su amigo, y al cabo de una hora se dirige al baño de damas. Cuando llega a la puerta, un brazo le bloquea el paso. Es de la persona que cuida el sanitario. "Allá está el baño de hombres", le dice con molestia. "Sí sé", responde Ámbar, "pero yo soy mujer".
La mujer trans intenta razonar con la cuidadora, pero no hay caso. "Le dije que yo podía esperar a que salieran todas las mujeres del baño, que de ahí yo entraba, pero no, no me dejó entrar porque según ella yo tenía que ir al baño de hombres", detalla.
De ahí, Ámbar pidió hablar con Rodrigo Aguilera, dueño del centro de eventos.
"Me dijo que no sabía nada de lo que había pasado, pero que iba a averiguar para solucionarlo. Mientras tanto, me ofreció usar su baño particular y todo bien. El problema fue la segunda vez, cuando le pregunté si ahora podía usar el baño de mujeres. Estaba con otra actitud y me dijo: 'Déjate de molestar, maricón'", cuenta la mujer trans.
Rodrigo Aguilera, quien está al tanto de este relato, lo desmiente. Asegura que en ningún momento discriminó a Ámbar Simone, pero que su local funciona con sus propias reglas.
"Este es un local familiar, no trabajo con jóvenes y a esta persona se le explicó afuera el tema de los baños. Ella accedió y dijo que no había problema, pero después empieza a tomar, va al baño de mujeres y empuja a la guardia porque quiere usar ese baño. Las damas se empezaron a molestar y para evitar problemas accedí a hablar con ella", explica sorprendido por la denuncia.
Ámbar, por su parte, dice que ninguna mujer reclamó por su presencia. "Todo lo contrario, incluso conversaron conmigo de lo más bien", dice.
"No soy homofóbico"
Rodrigo Aguilera en lo único que coincide con Ámbar es que le dejó usar su baño particular tres veces. "Le di esta opción, pero después con los tragos empezó a insultar a todas las personas y a tratarme de homofóbico. Pero no lo soy: por muchos años trabajé con transformistas", dice.
El dueño de "La Taberna" reitera que Ámbar Simone fue advertida de las reglas antes de entrar y que ella accedió a ingresar conociendo las normas. "Se le explicó todo y ella quiso entrar sabiendo las cosas. Este es un lugar familiar y se tenía que adaptar. Aún así, se le dio la opción de un baño particular a su disposición. No entiendo esta denuncia", expresa. Ámbar Simone, por su parte, asegura que las cosas no se van a quedar así: "Participo en una organización con la oficina de la diversidad de la municipalidad de Valparaíso y voy a pedir asesoría para tomar acciones legales. Aquí hubo discriminación y esto no puede seguir pasando en pleno siglo XXI".