Si el nombre de Didier Deschamps ya estaba escrito con letras doradas en los libros de la historia del fútbol francés, después de la final de ayer el ex jugador y actual técnico galo se terminó de convertir en una leyenda. Vestido de corto, Deschamps fue el capitán de la Francia que batió por 3-0 a Brasil en el Mundial jugado en su propio país, y ahora se convirtió en el tercer técnico que se consagra campeón planetario como jugador y entrenador, luego del brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer.

Luego de eufórica celebración bajo la lluvia tras levantar el segundo título mundial de su país, el otrora volante se dio el tiempo de analizar lo que fue el cometido de sus dirigidos en conferencia de prensa, asegurando que "no jugamos un gran partido, pero mostramos calidad mental. Y de todos modos, marcamos cuatro goles y merecíamos ganar. Es un equipo joven, que ahora estará en la cima del mundo. Algunos son campeones a la edad de 19 años, algo totalmente increíble".

El seleccionador francés le restó importancia al récord obtenido, recalcando que "la victoria no se trata de mí, son los jugadores quienes ganaron el juego. Durante 55 días, y sobretodo antes, hemos trabajado mucho. Esta es la coronación suprema del esfuerzo. Estamos orgullosos de ser franceses y de vestir esta camiseta", recordando además la final de la Eurocopa perdida en el 2016, señalando que "hemos tenidos momentos difíciles en el camino, pero el trabajo hizo lo suyo. Nos dolió mucho perder aquella final, pero supimos aprender de la derrota y salir adelante".