Matías Valenzuela
¿Se imagina comerse un completo sin palta? Nosotros tampoco. Estas semanas, la palta alcanzó un peak histórico en su precio, y los locatarios asociados al consumo de este "oro verde" deben expandir su presupuesto para poder adquirir la cremosa, deliciosa y nutritiva palta.
En el Mercado Cardonal, los precios fluctúan en precios similares, con pilastras que ofrecen el kilo de palta Hass desde los $3.500 a los $4.500. En algunos, ofrecen paltas en $2.500, de menor tamaño y otras variedades.
Respecto de la razón detrás de los altos precios, en el Cardonal coinciden en una causa: la escasez. Estos días, lo que se está vendiendo es el sobrante de la producción de verano.
"Cada día hay menos producción, el problema es que hay escasez, mucho consumo. Las otras paltas que vienen no tienen las condiciones todavía, no tienen el nivel de aceite que tienen que tener. Las paltas nuevas van a estar listas para agosto y septiembre", adelanta Roberto Nilo, desde el puesto n° 80 del mercado. El casero apunta que gran parte de la producción nacional se está vendiendo al extranjero, lo que no ocurría en tal medida hace algunos años.
"Yo creo que no va a bajar tan fácil porque para Europa hay mucha demanda, están pidiendo mucho, es muy poco lo que quedará para el mercado nacional. Los precios se van a mantener", dice.
Irrenunciable
Un rubro que se vio fuertemente golpeado con la histórica alza de la palta es el de las sandwicherías y fuentes de soda. Para los locatarios, la palta es un ingrediente irrenunciable: completos, churrascos y hamburguesas italianas no serían lo mismo sin la cremosa textura de una palta madura.
En el epicentro del bajón de la subida Cumming, "Otro K-nibal" (Almirante Montt 74), tienen que hacer malabares para poder pagar los cincuenta kilos diarios que adquieren.
Su dueña, Ximena Díaz, cuenta que al comprar por mayor, obtiene un precio de $3.800, suma mucho mayor a los $1.700 que pagaba hace apenas dos años. "Dicen que es la helada, los fríos, que vienen lluvias, y ese tipo de cosas", cuenta la comerciante.
A propósito de la escasez, Ximena cuenta que algunos agricultores "apuran" la producción.
"El problema es que la apuran para que madure, entonces no queda igual, no es el mismo sabor y se pone negra muy rápido", cuenta.
¿subirá?
La locataria cuenta que hace poco reajustó levemente la carta de precios luego de dos años (un italiano cuesta actualmente $1.200 el normal y $1.500 el gigante), pero advierte que un producto como el completo italiano no puede subir en demasía, ya que es una comida rápida, algo que se consume al paso por trabajadores y universitarios.
Para hacerla rendir, tampoco hay trucos permitidos, sólo se usa soda, elemento muy común en fuentes de soda para darle una textura más suave y que se embadurne por el pan sin romperlo.
"En algunas partes le echan papa o leche, pero aquí no podemos usar esos ingredientes porque vienen jóvenes vegetarianos y veganos", aclara.