Agarrar una cámara y plasmar la realidad -o la ficción- a través del lente, debe ser una de las actividades que mejor caracteriza a la sociedad contemporánea. Las necesidades pueden ser varias: desde contar una historia o, simplemente, el deseo de captar un instante para el recuerdo.
Hagamos cosas
Mujeres directoras
Pero hoy en día la producción audiovisual se ha ido expandiendo a diversos ámbitos, transformándose en el lenguaje por excelencia de las presentes generaciones. Documentales, ficción, videoclips, spots y un sinfín de formatos son parte del día a día de nuestras vidas. Seduciendo con capacidad hipnótica a las cada vez más diversas audiencias y generando, al mismo tiempo, mayor interés entre los jóvenes que gustan de agarrar una cámara o escribir historias para construir nuevos universos.
Villa Alemana en eso no quiere ser la excepción. Con una visión propia del mundo provinciano -periférico incluso- un grupo de creadores de distintas disciplinas ha comenzado a dar marcha a diversos proyectos audiovisuales.
Sebastián Padilla es publicista, pero su pasión por la ficción lo llevó a escribir "Moller", una historia centrada en los vaivenes de un grupo de jóvenes villalemaninos. Esta serie televisiva que se encuentra en etapa de financiamiento, ha logrado aunar los ánimos de un grupo de amigos audiovisualistas.
Sobre el origen de su interés por escribir historias, Sebastián cuenta que "estudié publicidad y ahí empecé a desarrollar ideas. Tenía ramos de todo tipo, audiovisual, marketing y literatura y yo me fui muy por el lado de la redacción. Luego empecé hacer virales para internet y eso ya es escribir guiones. Me fui especializando en eso. Hasta tuvimos un canal de tv online".
Otro integrante de este clan de creadores es Gastón Cerezeda. Después de estudiar cine en la Universidad de Valparaíso ha realizado y colaborado en distintos documentales y videoclips para bandas de la región. "Cuando chico quería tener una cámara, pero no conocía a nadie con una. Hasta que un tío trajo su cámara y empecé hacer cortometrajes sin tener idea de cine ni de nada, solo como una forma de expresión artística", comenta Gastón.
Pero tras esta unión de realizadores hay un nombre fundamental, que gracias a su experiencia en el rubro ha logrado aglutinar a jóvenes bajo un mismo prisma: ganas de hacer proyectos. Encasillar a Cristian Luna con un formato en particular es imposible. Creador de documentales como "Mutancia" o "Villa Alemana, 120 años de eterna Juventud", como también de clips para bandas como La Floripondio y Celibatos, entre otros. 'Mr. Moon' - como es conocido en el círculo- se caracteriza por ser inquieto y poco amigo de la etiquetas. Asegura que dedicarse al audiovisual es "difícil, creo que todos compartimos esa opinión. Es súper complejo hacer las cosas, que te las validen y que te las reconozcan. Pueden pasar años para lograr eso... también hay que tener ciertas cualidades como la perseverancia. Hay que 'hinchar' mucho. darle y darle, hasta que las cosas salgan".
Respecto a las condiciones que se requieren para dedicarse profesionalmente a esta actividad, recalca que "creo que a todos nos pasa lo mismo, no nos sentimos talentosos, solo tenemos las ganas de trabajar, el resto te va a decir si eres bueno o no. También está el tema de qué hacer, ya que hay muchas aristas y formas distintas de llevarlas a cabo. En lo audiovisual la gama de posibilidades es muy amplia".
Si a las dificultades ya mencionadas le agregamos la siempre diferenciadora condición territorial, donde el rol de las provincias en el desarrollo del audiovisual parece rezagada en comparación a las oportunidades que ofrece la industria en la capital, 'Mr. Moon' confiesa que "nunca he transado con Santiago. Puede que haga pegas para la capital pero nunca me voy a ir para allá, porque no me gusta... prefiero contar las historias desde acá. Alguna vez tuve la suerte de contar las historias de acá cuando nadie lo había hecho. Una vez vinieron desde 'Frutos del país' para hacer un capítulo de Villa Alemana, les respondí más menos lo mismo. Estuve justo en el momento preciso".
Francisca Droppelman es otra de las integrantes de este grupo de amigos amantes de las cámaras y el arte. Dando sus primeros pasos en esta disciplina, comenta que "esto nace principalmente porque tuve clases con (Cristian) Luna, en el taller audiovisual del Champagnat. Además, siempre me interesó esto porque desde chica, cuando tenía nueve años, que iba a clases en el Bellas Artes. Entonces me metí a clases de cine en el colegio donde aprendí harto, eso igual me ayudó a decidir estudiar cine en la Universidad de Valparaíso, gracias a una beca que me gané en un concurso audiovisual. Ahora, como también pinto y dibujo, estoy más ligada a la dirección de arte".
En cuanto a su visión de las producciones audiovisuales surgidas desde la provinciana, Francisca comenta que "obviamente hay poco dinero para dedicarse a esto acá en la comuna, pero si se quiere se puede hacer; por algo, igual se han hecho cosas acá".