Una calerana con manos de herramientas
Rosy Arancibia trabaja codo a codo con su cuñado. Gerardo Silva la buscó como socia para elaborar muebles a medida.
Texto: Claudio Morales / Fotos: Nelson Vergara
En la calle Huici, de La Calera, funciona el taller de muebles que mantienen Gerardo Silva Morales y Rosy Arancibia, quienes son cuñados y trabajan codo a codo por sacar adelante un emprendimiento que los juntó a ambos en un negocio que les permite ganarse la vida y ser dueños de sus tiempos y necesidades.
Gerardo fue el iniciador de este negocio; sus estudios de construcción de estructuras metálicas le permitieron ingresar a una firma ferretera conocida en la ciudad, donde acumuló experiencia, algo de capital y conocimientos que aplicó para buscar un camino propio.
"Siempre tuve taller en mi casa y hacía 'peguitas' más chicas con la ilusión de independizarme, ya que trabajar independiente es mejor, uno se hace su sueldo aunque se trabaja más sí, pero para uno", afirma este emprendedor, quien reconoce también que hay aspectos que hacen difícil la tarea.
"Al principio cuesta con el capital que hay que poner, y bueno, ya llevamos tres años instalados en el local, trabajo con mi cuñada hace como tres años y hemos sufrido dos robos. Pero vale la pena, aunque hay meses buenos y malos como en todos lados", señala.
De armas tomar
En un rubro que suele ser masculino, Rosy trabaja realmente a la par, cotizando y comprando los materiales, y tomando la máquina para cepillar los paneles de madera y así darle forma a los muebles.
Esta calerana cuenta: "Yo comencé en esto de los muebles porque mi cuñado, que es casado con mi hermana, trabajaba en esto y necesitaba asociarse con alguien para poner un local aquí en el centro, ya que él trabajaba antes en su casa".
Sobre esta 'pega' dominada por hombres, Rosy señala la diferencia de género no se hace notar en las tareas que les toca cumplir a ella, a Gerardo y a los trabajadores que a veces les colaboran.
"No, el trabajo también es femenino, porque yo hago las mismas cosas que hacen ellos, compro y taladro, lo único que no sé es armar, pero en lo demás, hago todo lo que hacen ellos. Acá llegamos temprano en la mañana y cada uno sabe su labor", recalca Rosy.
Ofrecen calidad
La diferencia que ostenta GSM Muebles La Calera es que solo elaboran muebles a la medida "y con materiales de calidad. Adquirimos una máquina dimensionadora de placas y tenemos otra más industrial en una maestranza, pero para traerla y hacerla funcionar, necesitamos instalar otro sistema eléctrico", explica Gerardo Silva, que calcula una inversión de 30 millones de pesos, a lo que se suman las herramientas necesarias para desarrollar cada trabajo, lo que hace que el pago mensual del arriendo del local en que trabajan, que asciende a un millón de pesos, se haga más pesado a veces.
Como todo negocio, para que éste sea exitoso debe seducir a una importante cantidad de clientes con la producción que ofrecen para equipar los hogares y eso es lo que buscan hacer en esta mueblería que han levantado Rosy y Gerardo .
"La clientela ha ido creciendo desde que estamos aquí en el local, además que las redes sociales (Facebook) nos han dado a conocer harto, aunque la demanda es cambiante, ya que por ejemplo, el año pasado en enero y febrero fue bueno y ahora estuvo pésima la temporada de verano, pero en marzo y abril se ha arreglado", argumentó Rosy Arancibia.
Trabajo eterno
Ahora bien, pese a los vaivenes de la demanda de la gente por muebles nuevos y a medida, "esta pega nunca se va a acabar porque cada vez construyen más poblaciones, además que todos queremos renovar nuestras cocinas y espacios del hogar", confía ella.
"Nosotros hacemos muebles a la medida, nos piden según gusto del cliente y espacio que deba llenar en su vivienda. Trabajamos con empresas y colegios, y también con constructoras que nos llaman para nuevos conjuntos habitacionales", comenta el mentor de GSM Muebles sobre el nicho del negocio en que se mueven.
Levantar un negocio propio, o en este caso familiar, tiene sus ventajas y particularidades, y Rosy cuenta cómo ser parte de esta pyme le ha ahorrado complicaciones debido a su situación familiar.
"A mí me ha servido mucho trabajar con mi cuñado en esta mueblería, porque tengo cuatro hijos y trabajar 'apatronada', con horarios fijos y jefe, no me acomodaría, porque usted sabe, se enferma un niño y hay que andar con ellos. Pero acá me ha ido bien, ha sido una buena decisión de vida trabajar en esto", concluye esta calerana mueblista.