"Chicas buenas" de Chiloé son todo un ejemplo a nivel nacional
Achao luce con orgullo la compañía bomberil femenina más antigua de Chile.
Eduardo Burgos - La Estrella de Chiloé.
"Somos pocas pero buenas", dicen con una sonrisa de oreja a oreja las voluntarias de la Tercera Compañía de Bomberos de Achao para resumir su labor en una frase, mientras se acomodan sus trajes para salir a uno de sus ejercicios.
Entre ellas llama la atención una de las voluntarias honorarias. A los 72 años, María Antonia es una de las casi fundadoras de las tercerinas de la capital quinchaína, la primera Compañía de Bomberos integrada solo por mujeres que se fundó en Chile, hace ya 62 años y que, pese a un receso de un tiempo, sigue existiendo y aportando a la comunidad.
Son dueñas de casa, trabajadoras, madres, esposas y además bomberas. Así lo dejan en claro al momento de señalar cómo distribuyen su tiempo para cumplir con las exigencias que se necesitan para pertenecer a este voluntariado, en el que deben cumplir con los mismos requisitos que los varones.
La historia de este abnegado grupo de mujeres comienza a escribirse en el año 1956, luego de un gran incendio en la calle Arturo Prat, en pleno centro de Achao, donde una de sus fundadoras de la unidad era vecina de la casa siniestrada.
Arturo Zurita, director honorario del Cuerpo de Bomberos de Achao, era un joven voluntario en aquel año, cuando se fundó la Tercera, y recuerda que esta estuvo integrada por la directora Encarnación Uribe, la secretaria Graciela Ruiz, Rosa Gómez como tesorera, Jesús Ruiz como capitana, Rosa Frías como teniente primera y Candelaria Subiabre como teniente segunda.
"Se fundó la compañía con poca capacitación en ese tiempo, pero comenzaron enseguida como ayudantes de los otros voluntarios de las demás compañías, las Primera y Segunda que teníamos en ese tiempo", recuerda.
El veterano voluntario recordó la forma cómo funcionaba la compañía femenina, relatando que "cuando había una casa con posibilidad de meterse adentro, sin peligro de fuego, ellas sacaban sillas, mesas, otros muebles, siempre estaban dispuestas a ayudar si es que había algún lesionado entre los bomberos o los dueños de casa, en fin".
María Antonia Mayorga, de 72 años, entró a la institución a los 16; fue la directora de la compañía y debido a un problema de salud es que la unidad entró en receso por varios años, hasta reactivarse en el 2013. "Había otro superintendente y cuando le dije que quería reactivar la compañía me dijo que no, que teníamos que sumarnos a otra si queríamos, entonces yo le dije que nosotras éramos puras mujeres y tenía que seguir siendo así", apuntó.
Evoca la más veterana de las voluntarias que "toda la vida fuimos de 15 a 20 mujeres en la compañía", explicando que "esto se nos ocurrió porque cuando había un incendio era el público que sacaba las cosas y no los bomberos, que estaban en su trabajo, entonces ahí surgió todo".
Mayorga también comparte que el trabajo que comenzaron desarrollando era netamente de resguardo de los enseres de las viviendas siniestradas, valiéndose de unos cinturones con piolas con los que hacían de cordón humano de estas especies y también del sitio del suceso, evitando que entren personas ajenas a la institución.
Evolución
Esas funciones de antaño cambiaron desde el renacer de la compañía. La Ley Marco de Bomberos trajo una serie de innovaciones tendientes a la profesionalización de la actividad y, entre otros aspectos, las voluntarias tienen que realizar las mismas actividades que los varones.
Lurdina Huenchur, la actual directora de las tercerinas, destaca que ahora son menos integrantes, solo una docena, y pone énfasis en que la mayoría de las voluntarias son estudiantes, entonces durante otoño, invierno y primavera sufren una merma en sus filas y en verano son más.
Respecto al trato con las otras compañías, la líder comenta que "nos llevamos bien y, de hecho, compartimos espacio con la Segunda en el Cuartel General". Esa es una de sus aspiraciones, tener su propio lugar, exclusivo de ellas. "Ojalá que nos resulte", añade Huenchur.
Marcia Cárdenas es la capitana (o capitán, dentro de la jerga institucional) de la compañía; lleva ya cinco años en la institución, tres en el actual cargo y 13 trabajando como centralista. "A mí me gusta todo de Bomberos, aunque igual me gustaría que tuviéramos nuestro propio espacio, nuestro cuartel, donde nosotras tengamos nuestras propias cosas", subraya.
La oficial reconoce que las concurrencias no son muchas en su compañía, debido a que "un bombero tiene que ser operativo para poder salir a una emergencia", recordando que "cuando fue el incendio de Curaco de Vélez (en agosto del 2016) nosotras asistimos, pero las otras veces llegamos al cuartel, nos vestimos y esperamos a que termine la emergencia, pero muchas veces no alcanzamos a salir porque la gran mayoría vive lejos y mientras llegamos se pierden hartos minutos, pero igual estamos disponibles".
Entre risas estas bomberas cuentan algunas anécdotas que les han sucedido en emergencias, a las que algunas de ellas han llegado en pijama, por la urgencia que necesitan desplazarse.
Entre los cursos que deben realizar las voluntarias está el de bombero inicial, el taller de fuego básico, y de ahí vienen los de nivel operativo. "Ser operativo significa que cumpliste con toda tu malla, que tienen toda la preparación y estás capacitado para asistir a una emergencia", detalla la capitana, advirtiendo que "yo por seguridad no puedo mandar a alguien a un incendio sin esa preparación".
Paula Bustamante lleva cuatro años en la compañía y es la tesorera, pasando antes por la Primera (de hombres) y luego se retiró e ingresó a la de su género. "Mi papá fue bombero muchos años y siempre me gustó la institución, él fue muchos años centralista y, de hecho, vivimos en el cuartel igual", consigna, recordando que "he estado en varias emergencias ya".
Aspirantes
Uno de los puntos en que coinciden las voluntarias a mejorar es el número de integrante, que ha ido bajando con el tiempo.
Angélica Bahamonde es la última en integrarse, con solo cuatro meses como aspirante. "Siempre me llamó la atención esta institución, porque se puede ayudar a la comunidad y antes no pude hacerlo por inconvenientes, pero se me dio la oportunidad y postulé", menciona.
La joven relata que el proceso es tan sencillo como "escribir una carta, manifestando que se quiere ingresar a la institución", subrayando que "en este caso yo quise ingresar a esta compañía porque es de mujeres y he aprendido muchas cosas, en mi caso hice un curso de búsqueda y rescate y otro de escala. Se aprenden muchas cosas para el día a día, es una muy buena experiencia de vida".
Cuerpo
Para el Cuerpo de Bomberos de Achao es un orgullo que la Tercera se haya reactivado. Así lo expresó Ruperto Soto, comandante, calificando que "esta compañía es pionera en Chile y es muy bueno tenerla y lo importante es que se siga sumando más gente, más mujeres dispuestas a cooperar, porque como en toda organización comunitaria, cada vez es menos la gente que está trabajando".
El directivo de los "Chicos buenos" de la capital quinchaína destaca que "dos de ellas ya han cumplido con la mayoría de la malla que tiene la Academia Nacional de Bomberos y, de hecho, hace poco fuimos a hacer un curso de control de incendio y una de ellas se lesionó trabajando codo a codo en los simuladores de incendio".