Carla Olivares Rojas
El tema de conversación en la Villa Don José Miguel Carrera de La Calera es uno: la trágica muerte del pequeño de 7 años Jasim Guerra Pérez quien vivía block 156 junto a su abuela Roxana Patricia Guerra Zamorano que también tenía bajo su cuidado a la hermanita de 5 años del pequeño.
Al pasar, los vecinos se reúnen en los pasillos y buscan respuestas, mientras los niños limpian los restos de vela que hay en la puerta del departamento donde el pequeño fue salvajemente agredido por su abuela quien tenía su cuidado personal desde el año 2016.
Jasim y su hermanita menor vivían en Santiago con sus padres y otros dos hermanos mayores, pero la pasta base hizo de esa familia un infierno. Se investiga una agresión sexual hacia la niña por parte de uno de sus hermanos mayores, y sus padres perdieron la tuición de los dos niños menores de la pareja que llegaron a vivir a La Calera con la abuela.
Los pequeños llegaron con mucho daño. No dejaban que nadie se acercara a ellos, mucho menos que los tocaran, reaccionaban con llanto y rabia cada vez que eso sucedía y entre ellos tampoco habían demostraciones de cariño.
"Una vez uno de los niños lo tocó en un brazo y él se entró a la casa llorando, se agarraba la cabeza y se preguntaba porqué estaba pasando eso de nuevo. Eran niños que llegaron con mucho daño a vivir acá", relató Paola vecina de Roxana Pérez y quien fue una de las últimas personas en hablar con ella.
Familia complicada
Si bien, el grueso de los vecinos asegura nunca haber visto agresiones en contra de los niños y reconocieron que habían mostrado avances desde que habían llegado, todos coinciden en el carácter conflictivo de la mujer.
Roxana Guerra tuvo problemas con casi todos sus vecinos y la última amiga que le quedaba se enemistó con ella hace un tiempo. Ya no hablaba con nadie.
La señora María Guaico tiene un negocio en el block vecino y conocía al niño desde chiquitito, mucho antes que las drogas se hicieran presente en la vida de sus padres.
"Yo lo conocí chiquitito cuando la mamá estaba bien, antes de las drogas. Después se perdieron un largo tiempo y después llegó la abuelita con sus nietos porque se los había entregado el Sename. El niño siempre como que andaba muy apurado, lo mandaban a comprar siempre rápido, era muy tímido. Ella era aparentemente normal, pero conmigo fue agresiva en muchas ocasiones no se le podía decir nada, siempre andaba a la defensiva, todo se lo tomaba a mal y se ponía mal educada. El caballero era igual que ella, agresivo con el resto, pero con los niños mostraban ser otra cosa. Es lamentable, he sufrido mucho, me parece que lo viera ahí paradito, es un ángel que se que se fue al cielo. Se supone que los iba a salvar, se veía una abuela acogedora y querendona", señaló llorando la dueña del almacén vecinal.
Dilia Páez relató que "una vez nos encontramos hace como un mes en una visita que hubo del podólogo y nos pusimos a conversar, ahí salió el tema de los niños, ella decía que los niños habían llegado muy desordenados, mal criados que vivían con la abuela paterna y que no le hacían caso, por eso ella los estaba enderezando y con la sola mirada los niños ya sabían que estaban mal",
Nada anormal
Los niños mientras limpian el piso comentan, "la vieja era re pesá" y siguen con espátulas haciendo la limpieza, grandes y chicos tuvieron problemas con ella.
"La Roxana no sabía vivir en comunidad. Limpiaba los tarros de la basura acá adentro y se molestaba porque los niños pasaban por fuera de su departamento. Yo fui su amigo al principio, pero después eso se quebró porque ella peleaba con los niños porque pasaban por afuera de su puerta. Yo le dije que si los niños le golpeaban la puerta o le rayaban la pared yo mismo lo limpiaba, pido disculpas y reto a los niños, pero no puede pelear con ellos porque ocupan los espacios comunes. Ahí nuestra amistad se quebró", dijo uno de los vecinos que prefirió no entregar su nombre por las agresiones que han recibido por las redes sociales donde los acusan de culpables y cómplices de lo ocurrido.
En el block nadie escuchó algo anormal. Todos coinciden en que muchas veces a los niños les llaman la atención porque se portan mal, pero nunca al nivel de agredirlos al punto de hacer alguna denuncia y los castigos que recibió Jasim no fueron escuchados.
"El día miércoles cuando ocurrió la agresión fue al mediodía. Unos están en el trabajo, otros comprando, otra vecina escucha la radio muy fuerte y andan todos en otra. ¿Usted cree que si hubiéramos escuchado algo no hubiéramos intervenido?, si yo veo una agresión a un niño claro que me meto. Uno veía al pequeñito salir con short y polera y nunca vimos que tuviera moretones o marcas", dijo.
Varios culpables
Los vecinos aseguran que si bien los niños llegaron muy tímidos, poco a poco se habían ido soltando y salían de repente con su abuelo a jugar a la cancha.
"Los niños salían con el abuelo a jugar a la pelota y corrían felices, se reían, se veían como niños normales. No interactuaban mucho con otros niños, pero cada vez se daban más, nunca nos hubiéramos imaginado lo que iba a pasar", dijo Milton, otro de los vecinos y su esposa Paola replicó, "aquí hay varios culpables. Uno de ellos es el sistema, no le pueden dar un niño a una persona que no tiene apoyo sicológico para enfrentar lo que es vivir con una persona que viene con ese nivel de daño. Yo creo que ella se vio superada, que le dio un ataque de ira. Era habitual que de la PDI vinieran a preguntar por el comportamiento de ellos, pero yo creo que apoyo no tuvieron", dijo. Impresión similar tuvo otro de sus vecinos "yo creo que ella tenía una depresión no tratada muy fuerte, colapsó y se le fue de las manos, no era una persona querida, pero de ahí a querer matar al niño, no creo, no me cabe. No tuvo apoyo para enfrentar esta nueva vida con estos niños que venían de vivir en un ambiente hostil".
Control
El sábado se realizó el control de detención y la mujer quedó bajo arresto preventivo por 120 días, que es el plazo fijado por el tribunal para la investigación del caso.