El especial nuevo piloto del Club Aéreo de Concón
El pequeño porteño William Marín cumplió su sueño de volar, algo que veía inalcanzable, por el síndrome de bruck que padece y le provoca fragilidad ósea.
"Girar". Eso fue lo que más le gustó de volar a William Marín. Un especial porteño, que con tan sólo cinco años, se convirtió en socio honorario del Club Aéreo de Concón el pasado fin de semana, y que de paso cumplió su sueño máximo, algo que él y su familia nunca pensaron que se podría realizar debido a sus problemas de salud.
William sufre el síndrome de bruck, una enfermedad que se caracteriza por la asociación de osteogénesis imperfecta y contracturas articulares congénitas. Padece de osteoporosis y fragilidad ósea, "huesos wormianos", lo que en palabras simples significa que un fuerte movimiento puede quebrarlo, por eso debe trasladarse en silla de ruedas.
Un paseo sorpresa
Porteño, del cerro Cordillera y wanderino de corazón, va con su camiseta verde a todas partes y el pasado domingo 7 de abril no fue la excepción. Salió de su casa junto a sus padres, pensando que irían a dar un paseo; jamás imaginó que conocería los aviones y mucho menos que subiría a uno de ellos.
El club Aéreo de Concón, le tenía preparada toda una mañana de sorpresas, primero vio un video donde le mostraron acrobacias y aviones; luego recorrieron los hangar, pudo subirse a aviones antiguos y nuevos, comunicarse con la torre de control. Su mañana concluyó con un paseo en avioneta, vuelo que compartió con su padre, y luego su madre también tuvo la posibilidad de volar.
Tras la experiencia, Bernardita Rodríguez, mamá de William, no pudo ocultar su satisfacción. "Yo lo veo feliz, está súper motivado. Yo creo que la experiencia será inolvidable para él. Estoy con el corazón lleno, feliz y contenta. Emocionada también. Verlo a él cumplir su sueño es algo impagable".
William es un niño muy conversador, pero tras el vuelo quedó sin palabras. Contó que de la experiencia le gustó girar, la sensación que tuvo cuando el avión subía y cuando estaba en el cielo "no pensar en nada".
Eufórico
Damián Véliz, papá de William, cuenta que "siempre para los incendios me decía, 'mira, un avión, un helicóptero' y después se fueron dando las cosas". Un amigo de su primo hizo el contacto. Primero el vuelo iba a ser el sábado, pero por el mal tiempo se aplazó para el domingo.
"(William) estaba eufórico, no se quedó callado arriba del avión. Estoy feliz por él, uno trata de darle lo que más puede y cumplirle un sueño de esta magnitud era muy difícil. Ahora le va a contar a todos sus primos", describe Damián, quien además reconoce que nunca pensó que se podría lograr, especialmente por cómo se viaja arriba de la avioneta.
El papá de William agradeció la gestión realizada por el Club Aéreo de Concón, entidad que tras el vuelo del pequeño le entregó un diploma que lo reconoce como piloto honorario, una experiencia que sin duda el pequeño Williams jamás olvidará.