Valeria Barahona
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó hace unos días un estudio donde se afirma que un trabajador medio chileno tiene un 55% de probabilidades de ser reemplazado por un robot, noticia que a muchos hizo bajar un sudor frío por la espalda: ¿Una máquina que no sale a comer, al baño, ni tiene problemas de salud como reemplazo?
El informe del "club de los países ricos" analizó "el riesgo de la automatización y su interacción con la capacitación y el uso de habilidades en el trabajo", dentro la población adulta que participa del mercado laboral, en 32 países.
Chile en rojo
El país aparece destacado con rojo en el lugar 28 de una lista donde no hay más países latinoamericanos. Chile aparece con la misma probabilidad, de un 55%, de que un trabajador medio sea reemplazado por un robot que Turquía, y sólo está por sobre los resultados de Grecia (57%), Lituania (57%) y Eslovaquia (62%).
Inmediatamente sobre Chile están Alemania y España, ambos países con un 54% de probabilidades.
Los lugares donde los trabajadores son más irreemplazables por máquinas serían Nueva Zelandia (39%), Noruega (40%), Finlandia (41%) y Estados Unidos (41%).
Pese a la poco alentadora cifra para Chile, el informe de la OCDE concluye que "el riesgo de automatización baja con el nivel educacional".
Rubros
El investigador del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Federico Santa María, Fernando Auat Cheein, explica que los rubros más vulnerables frente a la automatización son "salud, transporte (tanto público como privado), atención al consumidor, finanzas y manufactura".
En Chile, detalla, "ya vemos el impacto de la robótica particularmente en la industria manufacturera, donde se usan manipuladores robóticos en plantas de ensamblaje o monitoreo; en la atención al consumidor (call-centers), en que un software ha reemplazado al operador, y en transporte, donde el sistema se tornó más inteligente desde el auto hasta las plataformas de transporte colectivo", como los sensores para pagar con una tarjeta previamente cargada.
Auat añade que hoy la comunidad científica trabaja en automatizar la "mantención de cementerios, la agricultura (en actividades como la siembra, recolección y manipulación de herbicidas), las agencias de seguros, los trámites de viajes y el corretaje de propiedades".
"La lista va en aumento", dice el experto, aunque es preciso "resaltar que estos trabajos u oficios no son enteramente reemplazados por robots físicos, sino por autómatas, los cuales pueden ser simplemente algoritmos (fórmulas matemáticas) con inteligencia artificial" que operan mediante un computador controlado por una persona.
Minería
La minería o "el sueldo de Chile" también es un área en la mira de la robótica, afirma el consultor tecnológico de la reclutadora laboral Randstad, Claudio Castillo: "Es común que las mineras tengan sistemas integrados que les permiten operar al 100%, dejando los aspectos claves vigilados para maximizar el control".
Añade que "un factor relevante para la implementación (del programa) es contar con personal calificado para operarlo", razón por la que, como dice la OCDE, es clave capacitarse.
Humanistas
La inteligencia artificial ya ha llegado incluso a las labores humanistas, donde existen sistemas para medir y evaluar las conductas de las personas y, de este modo, predecir su comportamiento en el futuro.
"Al ser rubros que no interactúan con normas definidas, sino con personas y sus particularidades, requieren siempre la supervisión de un humano. Es el 'libre albedrío' lo que limita a los robots en áreas" como la psicología o el derecho, dice Castillo, ya que, agrega Auat, "la inteligencia artificial imita la inteligencia humana, haciéndola más eficiente en algunos aspectos, no mejor".
"Ya vemos el impacto de la robótica en la industria manufacturera, donde se usan manipuladores robóticos en plantas de ensamblaje"
Fernando Auat Cheein,, ingeniero e investigador"