Habla porteño que se salvó del 'mal de altura' en La Paz
Juan Pablo Almonacid sobrevivió a un edema pulmonar y cerebral con riesgo vital desde el 7 de marzo. Hoy está internado en el Van Buren.
Sus labios aún están partidos producto de los 14 días en que estuvo entubado. Recién, ayer lunes, le eliminaron los dos tanques de oxígeno, aunque su último acompañante a la salud no lo abandona: el medicamento anticoagulante.
Ahora, en el séptimo piso del hospital Carlos Van Buren, puede decir al suspiro: "¡A la altura ya no vuelvo más!".
Primeras palabras a un medio, ya en tierra chilena, de Juan Pablo Almonacid. El joven oriundo de Playa Ancha, de 34 años de edad, que sufrió el denominado "mal de altura" sobre 3600 metros en La Paz, Bolivia, y que fue tema mediático la semana pasada.
Todo durante un viaje de paseo junto a su amigo Felipe Herrera quien, de paso, lo trasladó de inmediato a la Clínica Rengel -en La Paz- donde Juan Pablo quedó internado de extrema gravedad el 7 de marzo pasado.
Una experiencia que lo tuvo entre la vida y la muerte. Con un diagnóstico inicial, de incertidumbre: edema cerebral, edema pulmonar de altura, falla renal y un coágulo agudo en el corazón.
De eso hace casi un mes. Hoy el asunto, por fortuna exclama, es distinto. "Me hicieron un scanner. Estoy a la espera de los resultados. Ahora los médicos acá me dijeron que tengo insuficiencia respiratoria", cuenta en tono pausado Juan Pablo, quien recuerda que llegó resfriado y con sobrepeso a La Paz, lo que podría haberlo "apunado". "Estuve tres días recorriendo, pero los síntomas me llegaron de golpe: tos, falta de aire, ahogo. Las piernas no las sentía. Caché al tiro que estaba pasando algo. Allí me derrumbé, en coma. Mi amigo me llevó a la clínica. Eso me salvó la vida".
¡De Viernes Santo!
Ahora en la sala del Van Buren, lo acompaña su madre, Soledad Parra, que no le suelta la mano a Juan Pablo Almonacid mientras se acomoda en su cama. Se la ve contenta. Dice que ahora por fin tiene otra cara; que esto fue un milagro de Viernes Santo y que nunca estuvo sola en esta cruzada por su hijo, que contó con apoyo por redes sociales (Twitter: #todosporjuanpablo) gracias a familiares y amigos. También de un emotivo relato vía Facebook del abuelo de Juan Pablo, el locutor y actor al patrimonio porteño, Antonio Parra Labarca que clamó a sus 98 años: "Tengo un dolor muy grande en mi pecho: tengo a mi nieto en estado de coma".
Soledad Parra sigue agradecida. Loas al personal médico boliviano. También al consulado chileno en La Paz y el ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. "Nos ayudaron con dinero para las recetas, pasajes, el arriendo de la máquina especial de oxígeno que llegó como valija humana".
Una 'misión retorno' que se concretó a las once de la mañana del pasado Viernes Santo. Ya en suelo nacional, a eso de las 16 horas del mismo viernes, la doctora boliviana Pamela Ilaya acompañó -junto a Soledad Parra- a Juan Pablo hasta la posta en el Hospital Carlos van Buren. "Entramos por urgencia. Llegamos y habían médicos de turno. Hoy (ayer) retornan los médicos de sala. Le van hacer exámenes de sangre para evaluar, dar un diagnóstico que podría tomar unos días y el tratamiento a seguir", afirma la madre de Juan Pablo a quien se le percibe estable.
Muchas oraciones
De hecho, Juan Pablo acota que lo que viene será la kine terapia y descanso. Que de su pega en Inmobiliaria Mall Viña del Mar, le dijeron "tu puesto está asegurado". Avala sentirse mejor y agradecido. "Por toda la ayuda que me han dado tanto familiares, médicos bolivianos, consulado chileno y medios. Incluso personas anónimas".
Soledad Parra, la madre, se emociona. Vuelve y toma la mano de su hijo, quien le devuelve las gracias. "Pudimos traer de vuelta a Juan Pablo con tanta oración, buenas vibras y apoyo de mucha gente. Es una historia heavy, una experiencia dura y angustiosa, desesperante por lapsos, pero siempre se abrieron puertas y una luz. Incluso con ustedes, La Estrella. Dios nos quiere".