Luis García tenía apenas cinco años cuando vio a Moisés Villarroel levantar la copa de campeón con la tricota wanderina en el año 2001. Durante su etapa de cadetes, fue testigo de cómo el jugador pasó a convertirse en ídolo, para terminar de conocerlo una vez que el ex mundialista se unió a las divisiones inferiores del Decano. Hoy García tiene a su ídolo como jefe directo, y bajo ese escenario, no ocultó sus ganas se aprender de su experiencia para mejorar su juego. "Él (Villarroel) me ha pedido que siga haciendo lo que vengo haciendo, pero obviamente yo quiero ir agregándole algo más; quiero seguir aprendiendo de él, es un referente al cual gracias a Dios lo tengo como técnico, entonces quiero sacarle el mayor provecho para seguir mi crecimiento", aseguró el volante luego del duelo del domingo ante San Felipe.

El haber ganado por fin de local fue una inyección de confianza importante para los jugadores del Decano, o al menos así lo confiesa el mediocampista: "El triunfo es un envión anímico que nos viene bastante bien, sabíamos que acá en casa teníamos que hacernos respetar, se nos había perdido un poco eso, y poco a poco con el trabajo en la semana lo vamos a ir retomando".

Al parecer los jugadores encontraron por fin la fórmula para que no les falten más el respeto en Playa Ancha. El "24" de los verdes así lo asegura y destacó "la actitud era lo importante que teníamos que meter acá en casa. No podemos dar ningún balón por perdido".

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Fue el último refuerzo en incorporarse al plantel wanderino y ante Unión San Felipe vivió su primer duelo como titular en Paya Ancha. Manuel Villalobos, una vez consumada la victoria ante los del Valle del Aconcagua, se refirió al compromiso en el que los caturros se quitaron la mufa de ganar como local y destacó que "para nosotros era ganar o ganar, quizás no se jugó un partido como deseábamos, pero creo que lo más importante era volver al triunfo. Cuando uno gana, las semanas se hacen más alegres y hay un ambiente diferente para corregir errores. Teníamos que ganar de local, y si tu me dabas a elegir entre jugar bien y perder, prefería jugar mal y ganar".

Los apenas tres días de trabajo junto al plantel no fueron suficientes para que el recién asumido técnico Moisés Villarroel, pudiese cambiarle la cara futbolística al equipo, sin embargo, su arribo sí ayudó tanto a descomprimir el ambiente, como a cambiarle la actitud a los jugadores. "Moisés nos inculcó lo que él vivió como jugador, como referente de Wanderers. Con su ayudante Silvio (Fernández) vivieron cosas muy importantes en la institución, y quién mejor que ellos para darnos a conocer lo que es realmente jugar acá. Yo vengo llegando recién y ya me di cuenta que la hinchada empuja, cuando uno venía a jugar acá era muy difícil ganar. Tenemos que volver a tomar eso, que el equipo que venga a jugar acá sienta que lo que es Wanderers y lo que es jugar en Valparaíso", confesó el delantero, ex Deportes Iquique.

Feliz con su nivel

A pesar de las dudas que generó su forma física dada la inactividad que arrastraba, el goleador indicó sentirse conforme con lo mostrado el domingo en Playa Ancha, ya que "después de dos meses y medio de no poder jugar a nivel profesional, me sentí muy bien. Traté de rendir y jugármela lo que más pude, después obviamente estaba un poquito cansado por el trajín, estaba solo ahí con compañeros más abiertos. Salió el gol de un remate mío que salió más o menos desviado y que pudo concretar Matías (Fernández). Lo importante es que este es un grupo que cuando no está uno, está el otro,y donde hay mucha gente joven que tiene ganas de conseguir cosas", concluyó.

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