Familias renuevan antiguas casonas para el enoturismo
Aparte de fabricar vinos de calidad, clanes de origen vasco e italiano apuestan a modernizar sus instalaciones para recibir a los turistas nacionales y extranjeros.
Una camioneta ingresa a toda velocidad a unos jardines con palmeras de una antigua y hermosa casona blanca como telón de fondo. Unos sujetos pelean. Todo ocurre bajo la atenta mirada de un director de cine. Es una de las escenas de la comedia romántica nacional "American Huaso", película que se espera este año sea estrenada en nuestro país.
La locación elegida para esta toma del film, corresponde a la viña Sampierdarena, ubicada en el límite de los valles de Sagrada Familia y Lontué en la región del Maule.
Su nombre refiere a la ciudad italiana ubicada a la salida de Génova, de las que a fines de 1880 emigró Juan Bozzolo o don Giovanni como le decían. Junto a un hermano se vino a Sudamérica con unas parras bajo el brazo, las que plantó en pródigas tierras del valle central de Chile. Mientras su hermano se radicó en Quillota, fue en 1895 que Juan comenzó en el negocio vitivinícola en la Séptima Región. Crónicas antiguas recuerdan que en 150 hectáreas tenía plantadas cepas como merlot, semillon, torontel y moscatel. Producía unas 30 mil "arrobas" de vino tinto y blanco de 11 a 12 grados de alcohol. Sus vinos recibieron medallas de plata y oro en una exposición en Turín a comienzos del siglo XX.
A más de 100 años de la presencia de Bozzolo en Chile, sus tataranietos quieren continuar con su legado. Los hermanos Jesús y Benjamín Pons Raineri son ingenieros comerciales, carrera a la que dejaron de lado para dedicarse al negocio familiar del vino, que hasta 2009 era venta a granel.
Ese año se casó una de sus hermanas y elaboraron un vino bautizado como Travesía, el que tuvo gran acogida. Hoy en las tierras de Siemperdarena se encuentra petit verdot, syrah, malbec, sauvignon blanc, carmenere, pinot noir y semillon. Su negocio ha ido de forma ascendente, al punto que ahora en marzo tendrán su primera exportación a China con 12.600 botellas de un carmenere 2016. La idea es llevar sus producciones a California y otros países. Pero también apuestan por el enoturismo. El chalet que por años albergó a la familia Bozzolo, ahora fue completamente remozado en sus instalaciones, rescatando su antigua ornamentación con muebles y otros elementos originales, en su mayoría traídos desde Europa.
Los hermanos consiguieron la patente de alcoholes y la idea es instalar allí una tienda de venta de vinos de Sampierdarena, así como de otras viñas de Sagrada Familia, Lontué y alrededores. Además vender artesanías, charcutería, quesos y que los turistas que hacen tours a la viña puedan comer en un café restaurante. "Nuestra historia y la calidad de nuestros vinos marcan la diferencia con otras viñas" afirma Jesús, que contó sus vinos a nivel interno se hallan en tiendas especializadas, hoteles y restaurantes, de Curicó, Santiago y Viña del Mar. Por ahora el retail no es su público objetivo.
Korta wines
Dentro del mismo valle, pero en el llamado fundo Santa Ana de Peteroa se halla Korta Wines, la que nace como empresa en 1997 como parte de los negocios de la familia chilena de orígenes vascos Korta Bucarey.
En sus terrenos cuentan con una bodega con capacidad para 3 millones de litros, con tanques de 60, 30, 15 y 5 mil litros, y maquinarias para el embotellado y etiquetado de 200.000 cajas que exportan a todo el mundo. Producen cabernet sauvignon, carmenere, syrah, sauvignon blanc, carignan, cabernet franc, petit verdot, riesling y espumantes. Sus vinos se hallan en hoteles, restaurantes y tiendas especializadas de Santiago, el norte y sur del país
Ricardo Pérez, enólogo de la bodega, afirma que una apuesta de la empresa es la cepa del petit verdot. En el caso de los espumantes, los fabrican con baja graduación alcohólica y de cepas no tan conocidas, a través del método tradicional "champenoise", donde la botella se fermenta con levadura y azúcar, y se sella con una tapa especial para que no escape el gas. Toda la borra debe agruparse hacia esta tapa durante los días en que la botella está de forma horizontal. Una persona a diario la va cambiando de posición hasta el día D, donde se saca la tapa con la suciedad, y se instala la tradicional con canastillo a una baja temperatura. Cabe decir que sus espumantes son de gran calidad y no solo sirven de aperitivo, sino que para degustar un almuerzo.
Gonzalo Rojas, gerente de mercado nacional de la viña, comenta que en Korta hay una casona de adobe de unos 200 años de antigüedad, que sufrió con los embates del terremoto del 27F de 2010. Tuvo severos daños que fueron subsanados en el tiempo para un proyecto de enoturismo. A corto plazo la intención es desarrollar una oferta de visitas guiadas a la bodega y la casona, por medio de operadores turísticos locales asociados a hoteles de Curicó. A mediano plazo que la casona sea un centro de visitas y hotel boutique. "Hay cada vez mas personas interesadas en conocer las bodegas, ver cómo se produce el vino. Para una viña es interesante recibir visitas para conocer de primera mano el proceso de elaboración, que los clientes conozcan y compren en la bodega y no en supermercados", cuenta Rojas, que añade la familia de origen vasco se asoció con otras empresas del rubro de la zona en un claro objetivo. Como la ley de alcoholes faculta utilizar la denominación de origen siempre cuando se utilice mayoritariamente la uva del lugar (cerca de un 75%), anhelan que todas vayan adquiriendo el etiquetado de Sagrada Familia, uno de los valles más prolíficos del país para la elaboración del vino.