"La cubierta del Dresden se llenó de gritos y órdenes, en medio del negro humo de los incendios que aún permanecían sin control. Varios tripulantes intentaban ayudar a sus compañeros heridos a subir a alguno de los botes, mientras que otros simplemente se lanzaban a las frías aguas de la bahía Cumberland en un desesperado intento por alcanzar a nado la costa.
"-¡Rápido! -gritó con insistencia el comandante Fritz Lüdecke-. ¡Se nos acaba el tiempo! ¡Muévanse!
"Evacuar a contrarreloj a los más de trescientos tripulantes no era una tarea simple ni rápida. Casi todos intentaban llevarse algo consigo, ya fuese un recuerdo o simples provisiones. Dejar el que hasta ese instante había sido su hogar durante poco más de un año, era una orden demasiado difícil de cumplir para todos, pero para Lüdecke había sido aún más doloroso darla; era su última orden como comandante de aquel crucero. Y él lo sabía".
El fragmento pertenece a "El secreto del Dresden" (Ediciones B), del periodista y escritor Alberto Rojas y que se ha convertido en uno de los libros más vendidos en las últimas semanas, inscribiéndose en la gama de novelas históricas que ha cautivado a los lectores chilenos (donde figuran también "Logia" y "Código Chile", entre otras).
Aunque es una novela, el libro está inspirado en un hecho histórico: el hundimiento del SMS Dresden, un crucero ligero alemán que fue hundido por su propia tripulación el 14 de marzo de 1915, en la bahía de Cumberland, en el archipiélago de Juan Fernández, donde aún permanecen sus restos. El objetivo era evitar la captura a manos de la marina británica, tras una larga cacería que incluyó dos océanos.
LA HISTORIA DEL DRESDEN
El SMS Dresden fue botado al mar en 1906. Tenía 118 m de eslora y tres chimeneas, y estaba armado con 10 cañones de 105 mm.
Con una velocidad mayor que algunos de sus pares, el Dresden fue un activo participante en la Primera Guerra Mundial. Participó en la evacuación de alemanes desde el puerto mexicano de Veracruz, en 1914, e incluso dicen que Pancho Villa habría hecho un ofrecimiento el gobierno alemán para adquirirlo.
Cuando viajaba al Oriente, fue notificado del inicio de las hostilidades de la Gran Guerra y, tras ser armado, se unió a la flota del almirante Von Spee en la isla de Pascua.
Desde ahí zarpó con la flota hacia la costa sudamericana, específicamente al cabo de Hornos.
Participó en la batalla de Coronel el 1 de noviembre de 1914, donde la flota alemana resultó victoriosa.
Junto a la flota de von Spee, hizo una parada en Valparaíso antes de rodear el Cabo de Hornos y dirigirse a las Islas Malvinas, para atacar Puerto Stanley. En esa batalla, la armada británica hundió casi todos los navíos de la flota: el Dresden fue el único que se salvó, gracias a que sus poderosas turbinas le permitieron escapar.
Persecución
Los británicos no deseaban que el Dresden escapara e iniciaron una verdadera persecución del crucero alemán.
El Dresden se mantuvo escondido en los canales patagónicos por algunos meses y la tripulación sobrevivió gracias a la caza y la pesca, y la ayuda de alemanes residentes en la zona austral, que les conseguían carbón.
Tras algunos meses, iniciaron una travesía a la espera de toparse con otro navío alemán, peor el 1 de marzo fueron divisados por un barco inglés, a la altura de Corral.
Allí comenzó una travesía que los llevó a la bahía de Cumberland en busca de carbón para reabastecer sus máquinas y, en lo posible, emprender rumbo hacia Oceanía.
Pero una fuerza inglesa compuesta por los cruceros HMS Kent, HMS Orama y HMS Glasgow lo sorprendió fondeado, el 14 de marzo de 1915.
El comandante Lüdecke, imposibilitado de escapar o hacer frente al enemigo, e intentando ganar tiempo para preparar la nave para su hundimiento, hizo subir bandera de parlamento, y envió al oficial Canaris a parlamentar, pero los ingleses lo ignoraron y comenzaron a disparar.
Finalmente, el capitán, tras algunos disparos, ordenó desembarcar y hundir la nave.
Algunos tripulantes heridos fueron llevados por los ingleses a Valparaíso; los demás fueron rescatados por la armada chilena y transportados a la isla Quiriquina, por el resto de la guerra.
tesoro mexicano
La leyenda que rodea al Dresden tiene que ver con un fabuloso tesoro mexicano que estaría en el buque, pero que nunca fue hallado. Un misterioso paquete habría llegad a bordo del crucero cuando éste se encontraba refugiado en el sur de Chile, portando un invaluable cargamento que los mexicanos pretendían llevar a Alemania. Como el capitán no tenía certeza de poder cumplir con la misión, lo habría escondido en la sentina del barco, pero nunca ha sido encontrado.
del dresden
Redacción
El crucero alemán hundido en Juan Fernández