Claudio Morales S.

San Luis salió decidido a ganar en su estreno en esta temporada y para eso dispuso de un esquema que ya había ensayado el técnico Miguel Ramírez, con dos delanteros de área, como son el retornado Carlos Escobar y el paraguayo Mauro Caballero. Los dos arietes tenían el constante apoyo por las bandas de los volantes Christian Bravo y Boris Sagredo, más los laterales que siempre subían, Rodrigo González y Manuel Bravo.

Con esos nombres, más dos volantes centrales que empujaban cada cual con sus características (Gonzalo Sepúlveda y Lucio Campagnucci), la cancha y el dominio fueron por lo general para los nazos largos para que arribaara los canarios, sobre todo en los primeros veinte minutos.

Curicó entregaba terreno y apostaba a los balonazos largos para que sus puntas Gabriel Vargas y Mauro Quiroga fueran al mano a mano con los centrales quillotanos José Rojas y Andrés Robles.

El predominio canario generó un par de tapadas del portero Jorge Deschamps, primero atorando a Pepe Rojas en una media vuelta en plena área chica, y después manoteando un derechazo cruzado de Bravo. En el otro arco, el lateral zurdo Nelson Rebolledo se animó con un tiro libre y provocó el lucimiento del Nacho González.

Todo esto, mientras los centrodelanteros de San Luis se batían en un áspero duelo, y en inferioridad, con los recios zagueros curicanos Diego Díaz, Francisco Silva y Daniel Franco. Aun así, Escobar pivoteó un par de centros que Caballero no aprovechó, hasta que el dominio sanluisino se comenzó a diluir.

Lucio liquidó

Si Curicó algo había salido en la primera etapa, en el complemento ya sólo se dedicó a resistir con su poblada defensa. El asedio de San Luis creció y los 2.500 hinchas que llegaron al estadio comenzaron a tomarse la cabeza con cada oportunidad perdida en el arco de Deschamps.

Para la bitácora de los goles perdidos, sólo tres botines de muestra: Pepe Rojas recibió otra pelota solo frente al arco y le pegó mal en los 56'; Bravo, que estuvo muy activo en el segundo tiempo, volvió a fusilar al meta curicano pero éste logró repeler el disparo en los 67'; y Sagredo entró destapado por la izquierda y cuando pudo haber disparado, se demoró y terminó centrando bajo para que la zaga visitante despejara el inminente peligro.

La pelota cruzaba frente al arco curicano, caían los centros, Caballero y Escobar no lograban conectar ni una sola pelota limpia. Los centrales que dispuso Luis Marcoleta sacaban la tarea adelante y el portero Deschamps logró que el árbitro lo dejara hacer tiempo 80 minutos ante de sacarle tarjeta.

Tuvo que ser Lucio Compagnucci, el volante argentino que llegó de Huracán, el que aprovechó el único descuido de los zagueros rivales para capturar un balón, extrañamente sin marca, y definir con remate alto para desatar la euforia contenida de los fanáticos.

Premio a la insistencia canaria y castigo para un Curicó que apostó al cero que, al final, no pudo mantener, perdiendo incluso a su delantero Mauro Quiroga, expulsado por agresión en el epílogo.