La arqueología ha encontrado espelta con datas de alrededor de 8.000 años en Irán y las cercanías. Allí se ubicaba la ciudad de Sumeria y en esa ciudad estaban los Anunnakis, como lo señalan los estudiosos y expertos en estas materias.
En las proximidades de aquella estaba Eridu, que fue durante mucho tiempo considerada la ciudad más antigua en el sur de Mesopotamia y hoy se argumenta que es la ciudad más antigua del mundo, ubicada a 12 km al suroeste de Ur. (En 1925 se organizó una expedición británico-americana para excavar la ciudad sumeria de Ur, en el sur de la actual Iraq).
Eridu era la más meridional de una conglomeración de ciudades sumerias que crecían alrededor de templos, casi a la vista la una de la otra. Estos edificios estaban hechos de adobe y se construyeron uno encima del otro. Para muchos era el "paraíso", señalan los eruditos, de donde posteriormente los humanos fueron "echados", según las escrituras católicas.
La espelta es una suerte de trigo, diseñado y mejorado por los anunnaki, como alimento para ellos. Posteriormente, lo desmejoraron un poco, para que los humanos y hombres que se dedicaban a la minería y a la extracción del oro se alimentaran con el trigo que hoy todos conocemos. Las diferencias son sorprendentes entre la espelta y el trigo.
La religión católica representa a la agricultura con el símbolo de San Isidro Labrador y detrás de San Isidro hay un ángel, un ser con alas. Manifestándolo de otra forma, hay un anunnaki, y siempre en la mano de ese ángel o anunnaki hay espigas de trigo, que en realidad era espelta, el original, el cereal mágico de los dioses.
beneficios
Muchos se preguntarán ¿por qué la espelta es tan completa como alimento? La razón es porque tiene seis juegos de seis cromosomas. El trigo que hoy consume la humanidad fue modificado genéticamente porque es más rentable y así da trabajo y enriquece a muchas industrias y empresas mundiales.
La espelta original está diseñada para resistir temperaturas muy frías, de la misma forma es resistente a las enfermedades, bichos y plagas, y no necesita pesticidas para mantener su crecimiento y desarrollo.
¿Quiénes se beneficiarían con esto? Todos los humanos. ¿Quién se perjudicarían? Los laboratorios, grandes industrias y el señor Monsanto, que hoy vende las semillas modificadas genéticamente para que sí usen los pesticidas y otros elementos que fabrican grandes industrias.
El espelta real tiene muchas proteínas sin errores, muchos minerales de aquellos que van a fortalecer los huesos, vitaminas del grupo B y D, menos calorías que el trigo actual y los ocho aminoácidos básicos, pero contiene algo que al humano le encanta: es el triptofano, un aminoácido asociado al buen humor, es decir, nada de tristezas ni depresiones.
El triptofano es esencial para que la glándula pineal segregue la melatonina, que es una hormona cerebral. Favorece el sueño, ya que la serotonina es precursora de la hormona melatonina, vital para regular el ciclo diario de sueño-vigilia. Todo eso y más contiene y produce la espelta, sólo en forma de harina integral. Esa era la razón principal que el alimento de los dioses anunnaki fuera la espelta, un trigo original que nutre el cuerpo por todos los rincones.
Se trata de un grano que se cultivaba hace miles de años en Medio Oriente y que -a diferencia del trigo actual- no ha sufrido variaciones genéticas. Pero con el paso del tiempo, perdió terreno, ya que la dureza de su cáscara hacía que la cosecha fuera más difícil. Paradójicamente, es la misma cáscara la que ha hecho que hoy la espelta sea altamente preciada, ya que esta protege al grano de las plagas, por lo que es ideal para la producción libre de químicos y pesticidas.
En relación a sus propiedades nutricionales, la espelta era apetecida por los anunnaki; tiene un sabor más fuerte que el trigo, es alta en fibra y su gluten es más fácil de digerir. Sin embargo, no es recomendada para celiacos. Además, tiene un bajo índice glicémico, es decir, su asimilación en el organismo es lenta y progresiva, evitando que se dispare la glucosa en la sangre.
cerveza
Como los anunnaki eran inteligentes, de la misma espelta idearon hacer algo más agradable. Al parecer, la primera bebida fermentada que conoció el hombre fue la cerveza, simultáneamente con el pan de espelta. Se cree que el ser humano ha elaborado cerveza por lo menos desde hace 10.000 años y se piensa que su origen se sitúa en Palestina. Posteriormente se han encontrado evidencias de cerveza en casi todas las civilizaciones antiguas: fuera de Sumeria, en Babilonia, Egipto y China.
Los primeros bebedores de cerveza fueron los sumerios en las márgenes de los ríos Tigris y Éufrates. Alrededor del 8.000 a. de C. ya conocían perfectamente su técnica de elaboración. En sus factorías se han encontrado calderas, cubas de maceración y barriles para almacenarla y transportarla. La denominaban "siraku" ó "ninkasi": el primer nombre procedente de un grano que fermentaban en honor a la diosa de la cerveza, conocida así y cuyo nombre se traduce como "la diosa que se llena la boca".
Al comienzo la materia prima principal no era la cebada (Hordeum exastichum) llamada "it", más costosa; sino una especie de trigo rojo llamado "espelta" (triticum dicoccum), que tiene dos granos en cada espiguilla, originario, posiblemente del sector de la antigua Sumeria, señalan los expertos.
Los anunnaki trajeron alimento y alegría a los humanos, mirado desde el punto de vista de la espiga mágica de la espelta.
"Crónicas ancestrales"
Este trigo de gran calidad fue utilizado por los sumerios. Algunas teorías apuntan a que habría sido cultivado
por los antiguos anunnakis...
Por Patricio Borlone*