Francisco llama a la unidad en La Araucanía
Recorriendo el aeródromo de Maquehue en el papamóvil y recibiendo los aplausos de las 200 mil personas que asistieron a la misa por el "Progreso de los Pueblos", en Temuco. Así llegó ayer Francisco al altar donde lo esperaban sacerdotes, obispos y los 320 músicos que integraban el coro de la liturgia.
A las 10.31, comenzó la misa. Al inicio, un grupo de 23 mapuche participó del acto penitencial con cánticos acompañados de instrumentos ancestrales.
En la homilía y, tras un breve saludo en mapudungún, Francisco centró su mensaje en la unidad.
"Necesitamos de la riqueza que cada pueblo tenga para aportar y dejar de lado la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores", dijo.
Añadió que "debemos estar atentos a la elaboración de 'bellos' acuerdos que nunca llegan a concretarse. Eso también es violencia, porque frustra la esperanza". El papa recalcó que "no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque despierta mayor violencia y división".
En la prédica, que duró 14 minutos, dos más que en Parque O'Higgins, el Papa mencionó a la base aérea Maquehue, donde se realizó la eucaristía, como un lugar "en el cual tuvieron lugar graves violaciones a los Derechos Humanos" en el régimen militar.
El Papa ofició la eucaristía junto a los obispos chilenos, incluido Juan Barros, de Osorno.
Tras la misa, murió Paula Aránguiz Guzmán (47) de una falla cardíaca.
Francisco se retiró de la base a las 12.05 y subió a un auto acompañado del obispo Héctor Vargas, de Temuco, para almorzar en la casa Madre de la Santa Cruz.
Además del obispo Vargas, el Papa comió con siete representantes de comunidades mapuche, una víctima de la violencia rural y el ingeniero agrónomo Alex Hund Diethelm, quien contó que Francisco pidió a cada uno de los presentes contar su historia y que, tras escuchar el testimonio de Jessica Bascur, cuya parcela en Ercilla ha sufrido diversos ataques, "el Papa dijo que la restitución de las tierras no puede ser por la vía de la violencia".