Fabián San Martín D.
Un decidor testimonio sobre la forma en que murieron los universitarios Exequiel Borvarán y Diego Guzmán en una marcha de mayo de 2015, dio ayer un experto en balística de la PDI en el juicio contra Giuseppe Briganti.
El subprefecto Luis Farías, con 3 años al mando del Laboratorio de Criminalística (Lacrim) regional, y desde el 2001 perito balístico, señaló en el estrado que en la reconstitución de escena cuatro testigos sitúan al imputado en el portal de la casa -no en el primer peldaño como dice Briganti- con su arma orientada hacia la masa del público ubicado al frente, y no hacia arriba como señala la defensa. Recalcó que si el inculpado hubiese apuntado la pistola desde el sitio en que afirma estaba posicionado, "el disparo hubiese pegado en el dintel de la puerta y no hay ningún impacto en ese lugar", enfatizó el experto.
Respecto de la trayectoria del proyectil calibre 9 milímetros, Farías explicó que primero atravesó el cuerpo de Exequiel, para luego alojarse en una vértebra de la columna de Diego. El subprefecto echó por tierra la versión del padre del inculpado, Antonio Briganti, sobre que su hijo ejecutó el tiro al cielo. "Ese disparo habría llevado el proyectil a unos 300 metros de altura y a una distancia de 800 metros. Sin caricaturizar el tema, no hay nadie de esa altura ni a esa distancia en el sitio del suceso que haya recibido algún disparo, el que sí recibieron dos muchachos parados frente al domicilio. Su versión no es compatible balísticamente", remarcó el oficial que revisó fotografías y videos junto a los intervinientes, en el juicio que prosigue esta semana con la declaración de otros testigos.