Paola Romano: "yo sólo quería dormir con Franco en mi pecho"
La mujer, al ver perdida la custodia de su hijo, le dio altas dosis de Quetiapina y luego abrió el gas de la estufa. Ayer fue el primer día de juicio oral donde lloró y entregó difusas declaraciones. Sename pedirá anular el juicio.
Tres años pasaron desde el día en que el pequeño Franco Haberle Romano quien cumplía tres años aquel 31 de agosto, fue encontrado muerto por su padre el académico Patricio Haberle, quien iba a buscarlo al domicilio de su mamá en el sector de Recreo, para hacer efectiva la sentencia del tribunal de Familia de Viña del Mar que le otorgaba el cuidado al progenitor.
Días antes, la mujer había recibido la noticia que el niño pasaría a manos de su ex pareja. Económicamente no se sustentaba y ese motivo la habría hecho enloquecer.
Ayer, se desarrolló el primer día de juicio en el Tribunal Oral en lo Penal de Viña del Mar donde la fiscalía intentará acreditar que se está enfrente de un delito de parricidio donde pedirá una pena de presidio perpetuo calificado para esta mujer; en tanto que la defensa buscará acreditar que la mujer pasa por una profunda depresión gatillada por los malos tratos recibido de su pareja que ejercía violencia intrafamiliar.
Al estrado
Paola Romano quien hoy tiene 49 años subió al estrado a declarar de manera voluntaria. La mujer lloró casi toda la audiencia y entregó un testimonio con bastantes titubeos y decenas de "no lo recuerdo", al ser consultada por detalles del hecho y de la época en que ocurrió la muerte del pequeño Franco.
Su declaración comenzó con el momento en que se enteró que había perdido la custodia del menor, Alegó que golpeó puertas, pero que nadie la escuchó, que se desarrolló un juicio en el tribunal de familia sin ella tener abogado patrocinante lo que generó la pérdida del cuidado del menor y que la depresión que sufre desde hace años se agudizó por este motivo.
"El 28 de agosto, el día de mi cumpleaños, me enteré que no fue anulado el juicio, por lo tanto, Patricio tenía la custodia de Franco, ¿cómo salvar a Franco de alguien que no supo protegerme ni a mí ni a él?... Empecé a tomar Benzodiazepina, lloraba y lloraba y la verdad es que no tenía salida, no sabía como proteger a Franco, no sabía cómo salvarlo, estaba sola. No recuerdo que día, puede haber sido el 30, Patricio empieza a llamar y a enviar whatsapp me dijo que me quedara con Franco porque yo le había dicho que el niño estaba mal, que estaba enfermito de la guatita. Me dijo que se lo pasara el domingo. Después me volvía a llamar, me decía que no, que se lo entregara, yo apagué el celular y eso me puso más nerviosa, tomé más pastillas para ver si podía estar tranquila y atender a Franco. Quería salvarlo y no sabía cómo, veía todo oscuro, no veía futuro, ni mañana, no veía sol, tenía miedo. Tenía Quetapina que me había dado un siquiatra después de un asalto que tuvimos con violencia. Empecé a tomar Quetapina, le di a Franco, me lo puse acá (muestra el pecho) porque ahí iba a estar seguro. Quería que nos quedáramos dormidos juntos, no lo iba a dejar solo...", señaló entre sollozos.
La estufa
Una vez ingerido el cóctel de pastillas que también le dio al niño y del que no recuerda cantidad o si se las dio a tomar en la mamadera o las puso en su boca. Despertaba y dormía a cada rato, sentía que no podía moverse.
"El sábado 30 encendí el gas de la estufa, le apago la llama y después cuando estaba dormida sentí un ruido y me dio miedo. Sentí pequeños ruidos que pensé que iba a explotar la estufa y si explotaba el gas iba a herir a Franco y no quería eso, no quería causarle dolor alguno, traté de moverme, pero no pude porque estaba tiesa, no tenía movilidad y ahí seguí durmiendo hasta que desperté en el hospital", relató.