La policía uniformada continúa los esfuerzos por minimizar los excesos que genera el carrete desenfrenado y la venta clandestina de licor.

La SIP de la Segunda Comisaría Central porteña realizó fiscalizaciones nocturnas a locales de entretención ubicados en avenida Errázuriz, constatando que en dos se mantenían bebidas alcohólicas a la venta sin el permiso municipal, infringiendo así el artículo 43 de la Ley de Alcoholes 19.925, y un tercero tenía patente irregular. En uno se incautaron 130 botellas de cerveza, 18 envases de tequila, 14 botellas de vodka y cuatro botellas de pisco, y en el segundo 132 botellas de cerveza, 24 de pisco y 72 latas de cerveza, especies remitidas a la Caja de Crédito Prendario (Tía Rica). Se cursaron tres infracciones y dos pubs fueron clausurados. Mientras la patrulla de alcoholes de la Prefectura de Viña del Mar constató que un restaurante de calle 6 Poniente, frente al Casino, funcionaba como clandestino ya que vendía licor sin autorización. Se incautaron 147 botellas de espumante, vino, ron, cerveza, gin, pisco, vodka y whisky. Se cursó la multa al juzgado de policía local.

Policontusa resultó una familia que ayer fue impactada por un conductor ebrio. Tras llevar a un familiar al Van Buren, a las 03.40 de la madrugada cinco personas regresaban en un Samsung S3 a su casa en Laguna Verde. A metros de Fonasa, fueron chocados de frente por un sedán blanco, cuyo chofer los embistió por segunda vez para huir hacia Valparaíso. Una de las afectadas, tomó la patente de móvil y la entregó a Carabineros, que minutos después ubicó al irresponsable en su casa de Playa Ancha, en evidente estado de ebriedad. Fue arrestado, pero el fiscal dispuso quedara libre. Será citado a declarar. Los afectados harán acciones legales contra el sujeto por los daños ocasionados.

Fabián San Martín D.

Desazón e impotencia entre familiares de las víctimas, generó ayer la resolución judicial que otorgó pena remitida a un chofer de micro que arrolló a una pareja de pololos el año pasado. Ella falleció y él quedó con secuelas graves.

En el tribunal de garantía de Valparaíso debía realizarse la audiencia de preparación de juicio oral a J.O.V., chofer de la línea 215 de Viña Bus, que la tarde del viernes 23 de septiembre de 2016, en un viraje en la esquina de calle Edwards con Chacabuco, arrolló a Nicole Bernales Sánchez, 13 años y su pololo Gonzalo Leyton, de 15, cuando atravesaban con luz verde en un paso peatonal. Ella murió en el lugar y él quedó con lesiones graves.

De manera sorpresiva ayer el imputado reconoció su responsabilidad en los hechos, por lo que en vez de juicio oral se realizó un procedimiento abreviado, donde el juez dictó sentencia condenatoria por cuasidelito de homicidio y lesiones graves. "Fue condenado a dos años de reclusión con el beneficio de la pena remitida, y la suspensión de la licencia de conducir por el mismo lapso de tiempo", dijo Alfonso del Fierro, abogado de la familia de la víctima fatal. La Fiscalía pedía entre 3 y 5 años de presidio. Al imputado le favorecieron las atenuantes de irreprochable conducta anterior y colaboración con la investigación.

Decepción

Decepcionado de la resolución se mostró Luis Bernales, padre de la única fallecida. "Me deja mal esto porque este tipo no irá a la cárcel. Es una injusticia. Nicole era la menor, mi regalona, la que pasaba más tiempo conmigo y no estoy para nada satisfecho. Dan ganas de tomarse la justicia en las manos, porque en Chile no hay ley". Igual desilusionada hasta las lágrimas estaba Margarita Escobar, madre de Gonzalo. "Mi hijo era normal y ahora tiene una pierna muerta, sufre muchos dolores, no está bien de salud. Este sujeto andará feliz por la calle y jamás ofreció disculpas y menos se interesó en asumir los costos médicos", señaló. Los padres seguirán nuevas acciones legales para conseguir una pena efectiva.