José Antonio Kast: sin partidos busca instalarse en La Moneda
El candidato prefirió desmarcarse de la UDI y construir un proyecto alternativo que, según dice, está enfocado en la gente. Los Mapuches no son terroristas, aumentar el gasto social y limitar los inmigrantes, son algunas de sus principales ideas.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
La presencia de acérrimo conservador, que para muchos es José Antonio Kast (Buin, 1996), se funde en una muy pequeña figura de Donald Trump, el polémico presidente estadounidense, que tiene sobre una mesita, justo a un costado de su escritorio, ubicado en el decimotercer piso del Congreso Nacional. "Hacer a Chile grande otra vez", esa es la idea que tiene sobre las futuras elecciones presidenciales, a las cuales se presentará completamente sólo, sin el apoyo de partidos políticos, ni siquiera de la UDI que lo vio nacer como personaje público, hace más de veinte años.
Hijo de un soldado que combatió en el ejército alemán, José Antonio Kast, tiene sus raíces políticas en su hermano de Miguel Kast, uno de los economistas más destacados entre todos los Chicago Boys. A los economistas que cambiaron el país bajo el alero de Milton Friedman, en la década de la 80, los admira profundamente, al igual que a otra figura que marcó esa misma época, el fallecido fundador de la UDI, Jaime Guzmán.
"Tú me preguntas por quién hubiese votado en Estados Unidos, lo habría hecho por Trump. Pero comparto sólo algunas de sus ideas, no todas".
Puede que lo que más acerque a Kast al político norteamericano, es su habilidad para generar debate todas las semanas. Solamente en las últimas semanas José Antonio Kast se ha paseado por los medios de comunicación por dos grandes razones: cuando se presentó diciendo que estamos sometidos a una "dictadura gay" y la cara que le dio a Joaquín Lavín, el día que éste decidió izar la bandera de la diversidad, en plena Municipalidad de Las Condes.
Ferviente partidario de la derecha más tradiciconal, Kast no se hizo parte de ese giro discursivo, hacia el centro del tablero, que presumen casi todos, en Chile Vamos. Ni con Piñera ni con Ossandón está de acuerdo, mucho menos con el Frente Amplio y la continuidad que Guillier le quiere dar al actual Gobierno.
Que los Mapuches no son terroristas; que hay que aumentar el gasto social; que una persona no puede vivir con menos de 500 mil pesos mensuales; o que hay que ponerle un freno a la llegada de inmigrantes, porque algún día vamos a colapsar. Esas serían sus ideas principales, bajo el supuesto buen augurio de su candidatura.
Lo único que no transa es su idea de mantener los impuestos, a las empresas, lo más bajo posible, porque el mundo está globalizado y los capitales se mueven. Si los asfixiamos se terminarán yendo, argumenta, en un discurso que se parece mucho a ese que se popularizó a comienzos de los los años 90'.
Conciencia social
Pese a su conservadurismo, no se quiere considerar eternamente dentro de esos marcos, antiguos, dados por la derecha y la izquierda. Su más profunda convicción es formar parte de una derecha con conciencia social, pero ¿qué hay detrás de esa frase, tan repetida entre los políticos de la UDI y, ahora mismo, por el candidato José Antonio Kast?
"Con mis ideas y mis principios yo podría sacar a más gente de la pobreza que la izquierda", sostiene, repitiendo ese argumento que pone en el punto de mira al modelo prpouesto por la izquierda y por todos esos países que, para él, no tienen un ápice de libertad: Cuba y Venezuela.
-¿Candidato y usted cree en que la salud pública de este país puede mejorar?
-Pero lógico, cuando un privado no puede satisfacer las necesidades de la mayoría, el Estado es quien debe hacerse cargo, a través de hospitales públicos para todos ellos. Lo que yo discuto es quién se hace cargo de la construcción de ese centropero, es el Ministerio de Salud quien deberá administrarlo".
El mayor problema que ve José Antonio Kast en el seno de las instituciones públicas, es que los partidos políticos se las han apropiado en beneficio de sus propios intereses, dejando a un lado a la gente.
Es muy común, en los servicios públicos, encontrarse con personas que ganan un sueldo que, difícilmente, les alcanza para llegar a fin de mes. "Si yo hablara con esas personas, estoy seguro que me dirán que hay muchos que no hacen nada en su trabajo. Cargos administrativos que están ahí por pituto, solamente", comenta.
Esa es la razón por la que quiere bajar la cantidad de diputados y no celebró cuando pasaron a ser 120. Más democracia no implica un mayor número de políticos, eso es lo que cree.
¿Quién lo apoya?
Para conquistar el apoyo de una buena mayoría de norteamericanos, incluso de muchos que ya no creían en política, Donald Trump tuvo que adaptar su discurso a la indignación de la gente sencilla.
Estaba en eso, cuando se paró frente a un grupo de trabajadores, de la fábrica de aire acondicionado Carrier, para decirles que si su patrón se llevaba la planta a México, pagaría caras consecuencias. José Antonio Kast dice haber tomado medidas así, varias veces, con muy malos resultados.
"Este cuico que va a entender si, míralo, es rubio y estudió en colegios caros", le respondían. "Nunca más lo volví hacer, ahora lo que quiero es ganarme el aprecio de la gente en la calle, la misma que firmó por mí y que no se identifican con ningún partido, ni tampoco con ningún grupo de presión", comenta el candidato.
Para acercarse a ellos tuvo que recurrir, además, a la independencia financiera. Según él, los gastos de su campaña saldrán de su propio bolsillo y por medio de los bancos, a quienes no les deberá ningún favor, porque "esa plata la pagará mes a mes".
Límite a la inmigración
Como hijo de inmigrantes alemanes, su mirada apunta a que Chile debe seguir abriéndose al libre intercambio y a la recepción de personas.
Pero hay un impedimento, dado por nuestra "limitada capacidad para recibirlas". Y como la infraestructura no alcanza para todos, le estamos ofreciendo, a ese que llega ilusionado a Chile, una vida que no le podremos dar.
La solución es, entonces, que se aplique la justicia. "Acá se dejó de aplicar la ley en todo sentido. Tenemos una Ley de inmigración y no se aplica, y el Gobierno quiere cambiarla incluso antes de aplicar la que nos rige. Si eso se hiciera, tendríamos que hacer una distinción entre los extranjeros que están en Chile y los que están por venir", recalca.
Un cartelito en los aeropuertos, puertos y pasos fronterizos, será una de las medidas a tomar, si es que llega a ganar las elecciones. "Mire, ésta es la ley chilena, sólo puede entrar aquí si lo hace como turista, estudiante, trabajador con contrato o inversionista".
Militares en araucanía
Reemplazar a los Carabineros que están de punto fijo, resguardando la vida y la propiedad de las personas, por militares en esos territorios. Ésa es la propuesta de José Antonio Kast para dar solución, momentánea, al conflicto entre el Estado chileno y el pueblo Mapuche.
En resumen, sacar a los militares a la calle, porque los mapuches no son terroristas, los terroristas son unos pocos chilenos que están acabando con el Estado de derecho.
"Yo converso regularmente con comunidades mapuches, pero nadie nunca se ha sentado a conversar con ellos, para saber qué es lo que exigen", cuenta Kast, quien cree que la política de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, enfocada en comprar territorios, sólo ha incentivado los conflictos que hay actualmente.
Pero Kast no se quiere poner populista, porque no cree en los caudillismos. Sabe que, si tomamos en cuenta el descontento social, somos una buena cuna de buenos oradores.