Sebastián Paredes Contreras
Hace ya varios años que Rosa Muñoz vive una verdadera pesadilla para poder entrar y salir de su casa. Y es que la mujer, que vive con su marido al final de la calle Santa Paulina, a la altura del paradero 14 de Rodelillo, está prácticamente aislada en su casa.
"Al comienzo teníamos un caminito más o menos bueno, pero con el paso de los años y las lluvias que caen, el camino se hizo intransitable para los que vivimos ahí", relata la mujer, quien para entrar y salir de su casa debe hacer verdaderos malabares, ya que lo que era el acceso ahora está transformado en una especie de cerro con tierra suelta sin ningún tipo de protección.
La Estrella de Valparaíso llegó hasta el lugar y comprobó en terreno lo complejo de la situación y del terreno.
"Varios vecinos se han caído por acá porque la verdad es que es muy peligroso. La otra vez un caballero de edad quedó en el hospital por las lesiones que tuvo tras caerse por este camino", señala Rosa, quien asegura que "afortunadamente estos días no ha llovido, porque cuando cae agua tenemos que quedarnos prácticamente encerrados y los días posteriores también por la gran cantidad de barro que queda en el lugar".
Postrado
Pero el drama del acceso a su vivienda no sólo afecta a Rosa Muñoz, sino que también y especialmente a su marido, quien hace casi un año se encuentra postrado en silla de ruedas.
"Tiene una enfermedad en las piernas y él no puede moverse libremente. Pasa de la silla de ruedas a la cama y de la cama a la silla de ruedas", señala Rosa en torno a la situación de su marido.
Si bien por su condición el esposo de Rosa Muñoz no es mucho lo que sale de su vivienda, sí debe hacerlo cuando le toca control médico.
"Ahí es donde se nos complica aún más la cosa porque para sacarlo necesitamos la ayuda de varios", detalla la mujer, quien agrega que "muchas veces tenemos que pagarle a gente para que nos ayude. También recibimos la ayuda de algunos vecinos o de los trabajadores del aseo que ayudan a mi marido a salir".
Rosa Muñoz teme que con futuras lluvias la cosa empeore y definitivamente la tierra termine por ceder.
"Esto es una trampa porque tarde o temprano el problema no va a ser sólo que no podamos entrar a las casas, sino que la tierra va a comenzar a ceder. Yo misma tuve que correr un poco el terreno de mi casa porque la tierra está cediendo", señala Rosa Muñoz, quien agrega que han estado en contacto con distintas autoridades para encontrar una solución al tema, pero lamentablemente aún no han tenido respuesta.
"Estamos ala espera de que podamos resolver esta situación lo antes posible, porque la lluvia ya va venir y esto se va a poner peor", concluyó Rosa Muñoz.