Abuelitos pagan $260 lucas para vender frutitas en el Barrio Puerto
Matrimonio lleva más de 50 años como comerciantes del Barrio Puerto, pero dicen que el costo de trabajar en el Casco Histórico es demasiado alto para ellos.
Pasan frío -y mucho- pero deben trabajar para poder costear los gastos de la vida. Una vida injusta y cada vez más cara para un matrimonio de la tercera edad, que debería estar descansando y disfrutando tranquilamente sus años dorados.
El año pasado los mismos comerciantes ubicados en los alrededores de la Plaza Echaurren hicieron la denuncia en La Estrella, para que diéramos a conocer la realidad del matrimonio conformado por doña Teresa Carbonel y don Francisco Rubio, quienes deben pagar una patente semestral de $264.000 para poder vender frutas en su puesto ubicado en la esquina de calle Clave con Cochrane.
Y así fue. Pero aún ninguna autoridad de la ciudad Puerto se ha manifestado para darles una mano y ver si existe la posibilidad de aminorar ese gasto. Que para ellos más que mucho es demasiado.
¿alguna POSIBILIDAD?
"¿Usted cree que habría una posibilidad de que se rebaje el precio de la patente?", nos pregunta Teresa con la inocencia que sólo tienen los niños y los abuelitos.
Ella no lo ha pasado bien. Hace un tiempo se cayó y se rompió tres costillas, lo que le generó gastos médicos que no estaban contemplados. Aún así ellos juntaron la platita y nunca han dejado de cancelar su patente comercial al municipio.
A esto se suma un susto terrible que pasaron el invierno pasado, cuando Teresita se enfermó de neumonía.
"Nosotros vivimos cerca de aquí, pero tenemos que pagar arriendo. Más los gastos médicos de la edad, y los costos de la vida... no nos queda otra más que trabajar. Si no ¿cómo viviríamos?", dice don Francisco mientras ordena sus naranjas.
Y agrega: "Nosotros no le hacemos asco al trabajo. Yo llevo más de 50 años como comerciante del Barrio Puerto. Por eso no pedimos que nos regalen nada, sólo que la patente sea más barata, porque a nosotros nos cuesta mucho juntar esa plata".
Es así que el matrimonio aprovecha de enviarle un recado al alcalde Jorge Sharp. "Nosotros sabemos que él está preocupado de otros temas de la ciudad. Y que ha tenido harta pega. Pero ojalá algún día se venga a dar una vueltecita y converse con nosotros".