Violencia extrema
Las palabras del abogado defensor de Mauricio Ortega, el señor Ricardo Flores, al referir que al imputado le habría salido "más barato" matar a Nabila Rifo que dejarla viva, representa una violencia extrema a todas las mujeres de este país. Ya es del todo inaceptable que día a día en los tribunales y en la opinión pública se siga permitiendo esta apología del horror. Las mujeres están siendo maltratadas, golpeadas, torturadas psicológica, económica y físicamente a diario; finalmente, asesinadas en razón de su género. Minimizar los hechos de violencia, sus consecuencias, sus efectos en las mujeres, en los hombres, en la sociedad entera, es ser cómplice y constituye a quienes la sostienen, en agresores.
Buscar una pena justa y proveer una legítima defensa a cualquier imputado es un derecho ciudadano y un deber para el abogado que lo defiende. No obstante, considero que este principio jamás debiese olvidar quién es la víctima ni tampoco el que una sentencia -así como la argumentación que la sostiene- es un mensaje a la sociedad sobre qué consideraremos legítimo y posible en marco de la convivencia común.
Paula Sáez Arellano
Directora Escuela de Psicología
Universidad Andrés Bello