Reviven los colores de históricos vitrales de catedral Saint Paul
Ayer se hizo entrega oficial de estas vidrieras que fueron sometidas a una delicada restauración.
Cuando el ingeniero inglés William H. Lloyd diseñó la iglesia anglicana Saint Paul, en ese entonces en un despoblado cerro Concepción, tuvo especial cuidado de no llamar mucho la atención. Le hizo ventanas pequeñas, no le puso torre, ni campanario, ni cruz exterior. Era 1858 y no había libertad de culto en nuestro país.
A pesar de eso, a lo largo del tiempo le fueron instalando hermosos vitrales. Como los tres del altar que cuentan la historia de Saint Paul y otros que hablan de pasajes de la Biblia y de la vida de Jesús, que fueron puestos en memoria de determinada familia o en honor a un ser querido muerto en guerra.
Con el paso del tiempo esas hermosas vidrieras se fueron deteriorando. Fue así como el 2010 se realizó la primera etapa del proyecto de puesta en valor de estos adornos, que contempló los del altar, y ayer se dio por finalizada la segunda parte que incluyó otros cuatro, uno atribuido al prestigioso taller Morris & Co, fundado por William Morris, el padre del movimiento Arts & Crafts.
Se trata de un proyecto realizado por Espacio Transparente y que contó con el financiamiento del Fondart Regional del Consejo de la Cultura, que aportó $13.500.000 millones.
Trabajo difícil
La restauración de cada uno de los vitrales fue una labor compleja. Pero no sólo por los aspectos prácticos, sino que también por la dificultad de determinar quién los había hecho.
La historiadora Michelle Prain fue la encargada de ese desafío y contó que "el trabajo de los vitrales del siglo XIX, como pertenecen a este movimiento de Art & Crafts, que buscaba recuperar las técnicas de producción medievales, con un trabajo anónimo y comunitario, no está firmado. Cuando empezamos a investigar la procedencia fue bien difícil saber de qué talleres vienen".
Una integrante del equipo, la investigadora Andrea Araos, estuvo en Europa realizando un trabajo de comparación de patrones. "Además conversamos con expertos de Inglaterra y así pudimos descubrir que uno viene del taller de William Morris, que tenía uno de los talleres más importantes del Reino Unido y Europa", destacó Prain.
Para el decano de la hoy catedral anglicana, Simon Brignall, valoró la iniciativa porque para él la iglesia es tanto un centro espiritual como turístico. "Un turista es también peregrino, no vienen sólo a conocer de la historia, sino que para buscar la paz, quedarse unos momentos en tranquilidad y orar".