Comerciantes cerraron con los dientes apretados
Valparaíso pasó la prueba de la Cuenta Pública. Locatarios agradecieron la presencia policial en las calles, pero se quejan que perdieron día de ventas.
Los comerciantes del plan de Valparaíso, sabían que el jueves primero de junio tenían que cerrar sus negocios, pero mantenían la incertidumbre de una posible protesta descontrolada que pudiera afectar sus locales. Afortunadamente, ninguno de esos temores se materializó.
Todavía se mantenía fresca la profunda herida que sufrió la ciudad Puerto para la pasada Cuenta Pública, aquel fatal 21 de mayo en que un incendio provocado por delincuentes acabó con la vida del funcionario municipal Eduardo Lara.
Para dejar atrás ese negro recuerdo, se tomaron precauciones especiales con las fuerzas policiales, lo que ayudó a que la jornada fuera mucho menos alborotada que el año anterior.
La tendencia clara en los negocios de la avenida Pedro Montt, fue la de bajar las cortinas y abrir recién en la tarde. Por ejemplo, en el minimarket Fortunato, que queda a sólo unos metros del lugar del incendio, cuentan que no abrieron en la mañana, además colocaron unos fierros cruzados en la entrada para reforzar la seguridad.
"No pasó nada, había mucha policía, y eso protegió. El año pasado no pudimos abrir porque fue temprano. Años anteriores pasan, le pegan a la reja, tiran patadas y cosas así, por eso pusimos los fierros. El año pasado fue fuerte, fue preocupante, pensamos que el incendio podría venirse para acá, estábamos súper asustados", recuerda Mirta Páez.
Día perdido
Si bien, no hubo destrozos que lamentar, los locatarios sí sufrieron pérdidas importantes, pues el comercio porteño estuvo virtualmente muerto.
La misma Mirta cuenta que a eso de las 15.00 horas, recién pudieron abrir el minimarket, pero fue un intento inútil, puesto que había muy poca gente en las calles, y las ventas no remontaron.
"El día de ayer lo perdimos. Duele harto, pero no se puede hacer más. Una está obligada a cerrar para estas fechas, para protegerse", acota la mujer.
Lo mismo le pasó a Priscila García, del local de artículos de aseo "Solución". Ella también optó por cerrar el local, y sólo abrió cuando vio que el movimiento había cesado "para recuperar algo".
La locataria enfatiza en lo nefasto que resultan para el negocio, los días de marcha ya que, aunque abra durante la tarde, no habrán muchas ventas porque la gente prefiere quedarse en la casa para ahorrarse problemas.
Incluso al otro día se pueden sentir los rastros de las protestas con el agua del guanaco y el "aroma" a lacrimógena, que muchas veces se mantiene en el aire. Ninguna de estas cosas ocurrió esta semana, pero el descenso de las ventas sí se sintió.
"Ayer fue horrible. Fíjate que ayer (el jueves) vendí como cuarenta lucas solamente, la nada misma, porque en un día normal se pueden llegar a vender más de doscientas, fue pérdida total", ilustra la mujer al respecto, pero advierte que gracias a la masiva presencia policial en los calles, no hubo disturbios.
Más policías
En plena avenida Pedro Montt, en la confitería Forno, Mirelda Forno cuenta que durante la noche anterior había un amplio contingente de Carabineros que estaba haciendo controles de identidad.
"La redada que hicieron el día antes fue clave, con muchos carabineros en moto. A todos los cabros que los veían sentados por ahí los controlaban", explica la porteña.