Carla Olivares Rojas
Ya se nos hace difícil contar con los dedos de las manos cuántos enfrentamientos a balazos hemos tenido sólo en el Gran Valparaíso este mes, los que han cobrado varias vidas.
Pero además de fallecimientos, se han visto afectadas personas que tienen antecedentes y otros tantos inocentes que han quedado en la línea de fuego de los antisociales, quienes han transformado en un "deporte" esto de salir a las calles a dispararse dónde, cómo y cuándo sea.
Hace unos días, el comandante de carabineros (r) Eduardo Vergara comentaba a La Estrella de Valparaíso que adquirir un arma era casi imposible, ya que hay una serie de exigencias que impone la autoridad. Por lo tanto hoy queda preguntarse: ¿De dónde salen tantas armas y cómo han ido a parar a manos de estas bandas?
Datos de la DGMN
Según estadísticas de la DGMN, Dirección General de Movilización Nacional, hasta marzo de 2017 había en nuestro país un total de 809.943 armas inscritas, de las cuales el 43% se encuentran en la Región Metropolinata y 11,2% en la región de Valparaíso, con 91.209 armas.
Del total regional, 88.575 de estas armas están en manos de personas naturales y sólo 1.624 en manos de personas jurídicas, sin embargo, la mayoría de quienes mantienen un arma corresponde a deportistas, siendo minoritaria la adquisición para defensa personal.
Según señala la DGMN, entre el año 2005 y el 2016 se habían destruido 125.354 armas, de las cuales sólo el 32% correspondía a armas inscritas.
Mercado negro
Ennio Mangiola es presidente de la Asociación Gremial de Armerías de Chile y según su análisis, el problema de las armas en las calles tiene un solo nombre: contrabando.
"Lo que ha ocurrido en Valparaíso son hechos delictuales y los delincuentes no compran armas en forma legal. Aquí hay un descontrol grande en lo que es el contrabando de armas que llegan desde afuera y que ingresan al país, como así también hay un descontrol grande de las armas que les roban a las instituciones armadas", recalca.
Mangiola no coincide con la tesis de que las armas que andan en las calles, en manos de bandas, pertenecen a civiles que las han perdido durante robos; si bien ocurre, la tasa no es alarmante, considerando que a nivel nacional, menos del 1% de armas en las calles se han obtenido producto de robos.
"No todas las armas se las roban a los civiles, hay un gran contrabando y las autoridades lo saben, lo que pasa es que no ha hecho nada para frentar esto que viene desde Paraguay, por ejemplo. Tal como entra droga, entran armas al país. En Chile tenemos una frontera demasiado grande, por lo tanto, no se puede decir que hay control en este sentido", sostiene el presidente de la Asociación Gremial de Armerías de Chile.
Parte de lo que propone esta entidad tiene que ver con el seguimiento de las armas que llegan a destrucción y que algunas son entregadas voluntariamente, pero otras se obtienen por la vía judicial, ya sea que se han obtenido en allanamientos o en distintos procedimientos.
"Al momento de recibirse las armas, no hay un registro con los números seriales, como así tampoco tipo o marca que nos permitiría saber cuál es la procedencia, es decir, si fue importada en Chile o fue importada desde otros países. Ese seguimiento no se hace y es la única forma de detectar cuáles son las armas que se destruyen que pertenecen al contrabando y cuáles son las armas que estaban en el mercado nacional", señala.