Es definitivo: a la cárcel irán los acusados por el "caso secta"
Pablo Undurraga se entregó a la justicia el pasado 29 de abril, en tanto que Natalia Guerra se mantiene prófuga.
"Se desestima de plano el recurso de queja". Con ese último dictamen, emitido por la Corte Suprema el pasado 27 de abril, se terminó toda chance de que Natalia Guerra Jequier y Pablo Undurraga Atria pudieran liberarse del fallo de la justicia por uno de los crímenes más horrendos en nuestra historia penal: el bullado caso Secta de Colliguay, donde un bebé recién nacido fue asesinado en medio de un sacrificio orquestado por Ramón Castillo Gaete, líder del grupo y más conocido como "Antares de la Luz".
De esta forma, y tal como indicó el dictamen de la jueza de garantía de Quilpué, Deisy Machuca, ambos acusados deberán cumplir una pena efectiva de 5 años de cárcel por el delito de parricidio y homicidio calificado respectivamente.
Dos días después de conocido el fallo, Pablo Undurraga -calificado como mano derecha de Antares- se presentó de forma voluntaria y hoy cumple condena en la Unidad Especial de Alta Seguridad (UEA) de la cárcel de Alta Seguridad de Santiago. En tanto, su ex novia y compañera en la secta, Natalia Guerra Jequier, madre del bebé sacrificado, se mantiene prófuga de la justicia, ya que mantiene una orden de detención desde el 24 de abril y, según datos entregados por Gendarmería, su nombre no figura en ningún penal del país.
Investigación
13 años ejerciendo como abogado, 9 años en el poder judicial y 38 años de edad tenía el fiscal Juan Emilio Gatica Simpson (hoy tiene 42) cuando el caso más difícil, sórdido e impactante de su carrera llegó a sus manos en la fiscalía de Quilpué.
Casi sin quererlo, se transformó en un protagonista más de esta historia. Fue el verdugo de estos muchachos de familias acomodadas que participaron del horrendo crimen e intentaron acreditar por todos los medios que padecían de un "delirio místico compartido" para exculparse de su responsabilidad. Y casi lo logran. Pero la tenacidad con que actuó el fiscal pudo más y aunque por un momento el caso se escapaba de sus manos, cuando el tribunal sobreseyó definitivamente a Pablo Undurraga de las acusaciones, un dictamen de la corte dijo lo contrario unos días después y pudo continuar adelante con la investigación.
"Me queda la satisfacción de que logramos determinar con bastante precisión cómo fue la muerte de este recién nacido y las circunstancias en que todo se originó. Finalmente todos los que estaban involucrados recibieron una condena", señaló el fiscal de la causa.
Aunque a la mayoría de los chilenos no les parecieron las penas de 5 años que los involucrados recibieron, ni mucho menos que quedaran en libertad apenas un año después de conocido el crimen, el fiscal Gatica hace una pausa y reflexiona: "Creo que ante un eventual juicio oral, las penas podrían haber sido similares", señala.
Caso estrambótico
"Este fue un caso muy excepcional y gracias a Dios tampoco hay muchos. La mayoría de los casos de parricidio tienen que ver con los 'baby shake' que ocurren cuando los padres sacuden a sus hijos y finalmente mueren. Un caso de sacrificio humano no había visto nunca y dentro de esa excepcionalidad es que se puede entender cómo se llega a estas penas", dijo el persecutor.
Aunque Juan Emilio Gatica siempre ha sido muy cauto respecto de su vida privada y también a la hora de involucrar sentimientos cuando se enfrenta a un caso, reconoce que lo más impactante ocurrió al inicio de la investigación, cuando fue conociendo los detalles de la forma en que se había dado muerte al recién nacido Jesús Guerra Guerra.
"Los primeros días fueron los más complicados. Teníamos información de que había una guaguita muerta, las circunstancias no estaban claras y teníamos que ir desentrañando de qué se trataba esta secta. Era todo muy estrambótico, raro, uno no está acostumbrado a lidiar con esta forma de conducta ni esta forma de ver la vida, era un caso extraño y abordarlo lo hacía muy complejo. Ahora, uno como fiscal nunca juzga por las creencias que tiene otro; si ellos creían que Antares era Dios, allá ellos, yo tengo mi forma particular de pensar y menos mal que es así, pero si esa creencia involucra un delito, estamos frente a otra cosa", sentenció el jurista, hoy a cargo de la fiscalía de Limache.