Los secretos del Cine Arte a 50 años desde su primera función
Este bastión de los pequeños cines ha logrado sobrevivir a todos los obstáculos que se han presentado en el camino. Hoy es administrado por el hijo de uno de los fundadores quien sólo pretende conservar el espíritu que le dio vida en el año 1967.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
"Los primeros espectadores de la sala de Cine Arte fueron los miembros del directorio de Cine-Club, verdaderos impulsores del proyecto que se financió gracias a la comprensión y confianza en la iniciativa de 450 vecinos, cineastas y accionistas". Así rezaba nuestra Estrella de Valparaíso aquel 25 de febrero de 1967, día en que abrió sus puertas al público el Cine Arte. "Hasta tiene asientos para gorditos", se contaba en esa edición.
Carlos Aguayo es el hijo de uno de los cinco fundadores del proyecto. La imagen de su padre se mantiene viva en su oficina de la Galería que lleva el nombre del cine en el que creció. "Ese grupo era verdaderamente genial. Imagínate, estaba Aldo Francia que es uno de los directores más relevantes de nuestro país y organizador del primer Festival Internacional de cine de Viña del Mar, cuyo mérito principal es haber dado forma al nuevo cine chileno como una corriente enfocada en la cotidianidad del hombre popular", sostiene Aguayo.
Desde la época más brillante del Cine Arte, han sabido mantenerse en pie a pesar de las limitaciones, y avances, que fueron aplastando a los pequeños cines para dar lugar a los VHS y a las grandes cadenas. Aún así, Aguayo enfatiza que el cine que hoy administra, no ha dejado un sólo instante de cumplir la promesa fundacional que lo viera nacer aquel día de febrero: Llevar lo mejor del cine arte a los viñamarinos, además de otorgar un beneficio anual, en cuanto a entradas, a los socios que se mantengan activos.
Aguayo recuerda tener cinco años cuando sus padres se involucraron en el proyecto. No era fácil, pues las películas que se exhiben son profundas e invitan a la reflexión, sin embargo, les fue bien y lograron posicionarse con facilidad en el ambiente artístico de la quinta región.
época de esplendor
Hubo un tiempo en que la normalidad en las ciudades era encontrarse con distintos cines, todos pequeños y repletos de gente. Muchos de ellos jóvenes que se arrancaban después de clases para disfrutar de algún estreno o de cintas prohibidas por sus padres, ya sea por su violencia o su erotismo.
Hoy día que es administrador del proyecto, Aguayo vuelve con nostalgia a esas tardes, cuando era niño, y se iba a ver las distintas funciones. Como cuando, en su estreno, vio en primera fila La Naranja Mecánica, mientras ésta había sido prohibida en países como Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Australia o España.
"Cuando yo era niño, en los años setenta, venía al cine arte tres veces por semana y las salas se llenaban o, por lo menos, asistía la mitad del público. Por estos días, en cambio, creo que hay gente que ni siquiera conoce el Cine Arte, o pasan por la galería y piensan que es un punto nostálgico que ya no funciona", afirma Carlos Aguayo.
Rialto, Rex y Olimpo son algunos de esos reductos olvidados, que perecieron ante el avance de las cadenas de cines grandes y la industria del VHS. Nadie los recuerda, así como cree Aguayo que hubiese pasado con el Arte si es que no llega a tomar las riendas, en 2009, y alcanza a evitar la venta del recinto a un proyecto comercial.
Otra gran tempestad que debieron enfrentar fue cuando se construyeron los estacionamientos en la Plaza de Viña, cuando estuvieron a punto de quebrar. "Ha sido el único momento en nuestra historia en el que se tuvo que cerrar por falta de público. ¿Cómo puede ser que un proyecto que estaba planificado para menos de un año, se demore dos y medio? Fue así como quebraron varios locatarios de la zona y nosotros estuvimos a punto", se descarga Aguayo.
El resurgimiento
Sin embargo, de a poco, el Cine Arte se levanta con el arduo trabajo de las cinco personas que, por estos días, trabajan en él. Y los descuentos y ofertas para estudiantes son algunas de las formas que tienen para poder sobrevivir, ya que pasaron de convocar a un público conformado, esencialmente, por gente adulta, a contar con las nuevas generaciones como principales adeptos a las películas que proyectan cada semana, tres veces por día.
A pesar de ese resurgimiento no hay ganancias de por medio. "No estamos para hacer caridad de ningún tipo, esto se mantiene por respeto a los viejos fundadores nomás, sería un pecado terrible terminar con esta salita", dice el administrador.
Aún así han hecho alguna que otra mejora a la sala, además de contar con nuevas tecnologías que permiten la reproducción de las cintas. Por el lado de las butacas, han restaurado en los últimos años doce filas, cuyo valor asciende a un millón de pesos por cada una. Es así como han podido incrementar la capacidad del cine a 380 asientos, que reciben cada semana a un público que se extiende entre las 250 y 300 personas. "Así es como podemos hacer los cambios, de a poquito, se sienten menos en el bolsillo y se puede recuperar la inversión con mayor facilidad", agrega.
Buen cine y a luca
Sin duda, una de las jornadas que más público atrae a la sala del cine que está en la Plaza Vergara, es el ya famoso "Cine a Luka". Cientos de jóvenes, diariamente, comparten las distintas películas que serán exhibidas a solo mil pesos. "Me anoto con 2 entradas", publican algunos en el grupo. Y con frecuencia las salas se llenan de unos espectadores ansiosos por ver el cine de Ingmar Bergman o películas como Trainspotting y Nosferatu, el Vampiro de la Noche.
Omar Villavicencio, productor de Cine a luka, cuenta que la historia de esta iniciativa se remonta al 2009 cuando, mostrando cortos por internet, les llegó tanto material que tuvieron que organizar un festival de cortometrajes llamado Shorts Premiere, en el Cine Arte Normandie, ubicado en Santiago. "Este festival nos permitía tener precios económicos y como se hizo tan masivo tuvimos que pasar a las películas, cambiando nuestro nombre a Cine a Luka!", agrega.
La gente es la más entusiasmada con esto y los busca por todos lados, tal como pasa con el cine Condell y toda la expectación que generan las entradas a mil pesos. Hasta tuvieron un tiempo en el que pararon y el público se preguntaba ¿Cuándo volveran?. "Ahora retornamos más fuerte y con más energía varios días a la semana; Martes de Cine a Luka!, Jueves y Domingo 2x1!", aseguran.
Todo sea por recuperar el Cine Arte y poder así mantener viva la llama de Aldo Francia y la de los demás fundadores, tal como quiere Carlos Aguayo, el actual administrador.
Ahora lo que se viene a mil pesos es El Ciudadano Kane, el 18 Abril; El Acorazado Potemkin, el 9 de Mayo, e Hiroshima Mon Amor, programada para el 16 de Mayo. Con esos precios, es posible recuperar el cine.