Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
En México, nación que sabe de esto, hay una canción que suena al hueso: "La vida no vale nada". Para ellos, allá no es extraño que lo anormal... sea la norma. Lo saben: con la muerte se vive. Y también convive.
En Brasil, bajo la ley del gatillo fácil, una máxima: "Quien tiene miedo de vivir, no nace".
Y es que hoy el miedo para algunos ya no asoma ajeno en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, como Valparaíso, donde en los últimos meses se ha pasado del transparente cielo veraniego (para turistas) al oscuro otoño de las páginas policiales.
Ese fenómeno, al parecer, se ha intensificado estas últimas semanas en la zona. Incluso ahora, en las vísperas de una nueva Semana Santa.
Lo curioso, es que además se han suscitado otro tipo de muertes, sea por asfixia, intoxicación, negligencia o accidentes. Un abanico a la amortajada.
Eso despertó la curiosidad en la redacción de este medio. Y con ello, una consulta interna, en medio de una fecha para la reflexión: ¿será esto preludio de algo? Alarmistas o no, le dimos la palabra a aquellos que están lejos de perder la fe.
¿Semilla de maldad?
Eleazar Seguel Salazar es pastor Plantador en la iglesia Evangélica de Curauma. Cuenta que desde este año se lanzó, vaya casualidad, como Cristo y sus 12 apóstoles en la primera oleada cristiana, a sembrar su credo, junto a 12 ayudantes, en la zona alta de Valparaíso. Eleazar, que es de San Antonio pero reside en Curauma, le pone nombre a la cruzada: "equipo plantador".
A su juicio, y tras la ola de casos que han encendido reflectores, Seguel apunta a que hay que ser claros. "Estamos pasando por un momento crítico de individualismo, y todos somos los culpables".
Para el evangélico de dogma, las instituciones en general han fallado. "Por eso como iglesia, más que nunca, debemos volver a los principios de Cristo". Y, ¿cuáles serían esos principios? Seguel aclara que ser transparentes e inclusivos. Para él, el tema de la violencia lo inquieta pero reitera que su origen, en el caso actual, tiene un detonante: el individualismo. "Ese que marca a no interesarse por el resto. Ese que limita a no confiar en el vecino". Una dinámica, en definitiva, dañina para la sociedad. Al menos así lo cree, tanto como una sentencia propia de Semana Santa: "Debemos llevar las marcas de la justicia social como Cristo".
La cruz al mal
En las poblaciones de cerro Ramaditas, un cura despierta pasiones entre grandes y chicos. De esas que gatillan amor. También odio, casi tanto como aquella afilada lengua que ya es marca registrada al argumento. Pero bajo el manto de su prédica, su palabra no deja indiferente. Óscar Zamora, de la Parroquia Nuestra Señora de Andacollo, sabe de lo que habla. Son de esos misioneros que cambian sotanas por jeans y sandalias por zapatillas con un fin: aplanar calles en la senda del pescador.
Por eso asegura que le duele ver lo que está ocurriendo con su Valparaíso querido. "Creo que acá se está viviendo con mucha rabia, desesperanza y tensión: aquí las injusticias sociales son muchas". Para él, existe un ambiente que confabula a las malas vibras. "Estamos viviendo un período de insatisfacción e inseguridad".
Para el cambio, desde ya, apela a lo que mejor sabe: la espiritualidad. "Eso sería lo ideal para lograr paz y justicia". Y con humildad, agrega.
Al respecto, en las próximas horas, Óscar Zamora tiene contemplado salir a terreno para cumplir una penitencia: el lavado de pies. "Un acto de paz".
POr la Armonía
Jorge Díaz Tambley es el encargado de noticias de la Asamblea Regional de los Testigos de Jehová 2017. Un masivo rebaño que va de puerta en puerta al reparto -y cautivo- en pos de una colorida revista bajo el brazo llamada La Atalaya, esa que anuncia el Reino de Jehová.
Empoderado en su labor, Díaz desconoce si seguirá en el cargo religioso para el próximo año. De momento, está expectante ante una nueva Semana Santa. Por eso, los acontecimientos de los últimos días en el área le dan vueltas en su cabeza.
Para ello, recurre al Hijo de Dios: conmemorar la muerte de Cristo. Y va con un mensaje, uno que considera aplica para hoy y que fue concebido por inspiración divina -hace siglos- por el profeta Isaías: "Llegará el día en el que el hombre viva en armonía con la naturaleza, desaparezcan las enfermedades, y las familias construyan sus casas, planten sus campos y disfruten del fruto de su trabajo".
Jorge Díaz atestigua que para ellos el aniversario de la muerte de Jesús fue ayer, martes 11 de abril, esto según el calendario lunar bíblico. Que la asistencia en Chile bordeó las 180 mil personas y sobre los 20 millones a nivel mundial, y que espera para la zona un tiempo de paz. Su esperanza, tiene fecha: este fin de semana, ante más de las 119 mil congregaciones de los testigos de Jehová en el mundo, se presentará un discurso bajo el profético título de "¿Cómo podemos ser pacíficos en un mundo violento?".