Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

Hay de todo en la calle Valparaíso de Viña del Mar. Los gustos más variados se pueden satisfacer ahí como cuando entro a la Galería Carrusel, en busca de un buen corte de pelo.

"¿Quiere cortarse el pelito, joven?", me dicen las mujeres trabajadoras del lugar. Claro, el oficio de la peluquería no puede encasillarse en un género, aún cuando la mayor parte de las peluquerías, son atendidas por mujeres. Blanca Medina es una de ellas. Lleva más de veinte años trabajando como peluquera en el "mall popular de Viña del Mar", como ella le dice a la Galería Carrusel.

"Yo lo voy a dejar como un lolo de veinte", le asegura a sus clientes. Blanca Medina trabaja en el local siete, quien conoce ya todos los secretos que guarda el Carrusel. "No sé si tengo amigas peluqueras acá, pero sí que ya nos conocemos y nos comprendemos, si en el fondo nuestras historias se parecen, somos todas personas de esfuerzo", recalca.

Sobre la relación que establecen con su clientela, Medina agrega que "Las peluqueras tenemos que también ser sicólogas, conversar con nuestros clientes, escucharlos, aconsejarlos y para eso tenemos que ser fuertes emocionalmente".

Sin embargo, ante la competencia desmedida que se vive en la Galería Carrusel, cuenta que tiene "departamentito en Reñaca Alto y hace unos años tuve que pedir un préstamo por tres millones de pesos, que tuve que pagar dos veces, por eso del interés. Con mi sueldo de peluquera y con mucho esfuerzo pude salir de ese cacho", concluye.

Con una jornada que se extiende por más de once horas diarias, Blanca Medina cuenta que estos días verano no han sido de los mejores, ya que un nuevo corte llegó para revolucionar a niños y jóvenes que llegan hasta la Carrusel en busca de un corte veraniego. Se trata del "corte colombiano", la nueva moda, de esas que en un tiempo más pasarán al olvido.

La moda de cali

"Diesel" es el nombre del "corte colombiano" que ha pegado fuerte entre la juventud viñamarina. Y Justamente un colombiano es el encargado de hacer, cada día, una veintena de esos cortes en la Galería Carrusel. Cristian Zapata tiene 22 años y llegó a nuestro país hace dos, proveniente de Cali, un municipio de Colombia.

El oficio que realiza, desde el día en que llegó a nuestro país, en la peluquería Perfil, lo aprendió observando a gente con experiencia, familiares, amigos, así como también del peluquero al que visitaba desde pequeño en Cali.

Del tiempo que lleva en nuestro país, Zapata ha trabajado siempre como peluquero. Le gusta su oficio y se siente cómodo ejerciéndolo en Chile. "La gente en este país me ha recibido bien y estoy en este local, trabajando con buenos colegas y compatriotas, haciendo buenos cortes para que los clientes puedan lucirse, afirma.

Disciplina escolar

Si en este tiempo veraniego los estudiantes pueden descansar y son felices con sus raros y exóticos peinados, el momento de entrar a clases es para ellos casi una tortura, que los obliga a pelarse para entrar a clases.

Y el corte tradicional escolar- no muy pelado- es el que la lleva entre las mamás que se preocupan de esos últimos detalles, antes de que llegue marzo y las pille despreocupadas. "Hay uno sólo corte que las mamás piden, ellas son las más estrictas con eso del peinado. Bien cortito y que no toque la camisa. Ni siquiera en las escuelas exigen el pelo corto", comenta Ximena Jerez, otra de las locatarias de la Galería Carrusel.

Antes se usaba entre las madres el famoso corte "pelela", hoy día ese estilo para el pelo es sinónimo de burlas entre los compañeros de escuela. "A veces hay gente que nos pide ese corte para sus hijos y lo hacemos, pero con compasión por esos pobres niños que de seguro tendrán que enfrentar las risas de toda la clase", sostiene Jerez.

Sea cual sea el corte que pidan los clientes o los padres de estos, Ximena Jerez deberá utilizar todo su talento y los conocimientos que tiene sobre peluquería, para dejar a su público contento y mostrando a familiares y amigos su nuevo peinado.