Edwin Olivares tras dos meses desde su cobarde agresión
El 13 de octubre y mientras iba por la Av. Argentina, un estudiante golpeó a Olivera. Hoy dice estar arrepentido de confrontar al iracundo muchacho.
Constanza R. Álvarez - La Estrella de Valparaíso
Hace exactamente dos meses, Edwin Olivares vivió uno de los momentos más difíciles de su vida.
"Cuando iba camino al colegio de mi hija, a dejarla, pasé a llevar a un chico afuera del Insuco, lo choqué y él me empapeló en garabato", explica.
La discusión unilateral no quedó ahí, ya que el estudiante golpeó a Edwin Olivares en la cara y luego lo botó, a vista y paciencia de la gente que a las ocho de la mañana transitaba por la avenida Argentina.
El tiempo ha pasado, pero en la mente de este padre, quedó la sensación de que no tuvo que haberse volteado a confrontar al muchacho.
"Siempre me reprocho el darme vuelta porque pude haber evitado la situación", explica. Agrega que está consciente de que la agresión no fue su culpa, pero que tal vez, el adolescente podría haber dañado a su hija y eso no se lo habría perdonado nunca.
Ese episodio marcó un antes y un después en un año que consistió en "una búsqueda incesante de golpear puertas, de buscar una oportunidad laboral. Estuve seis años trabajando en un call center en Santiago", cuenta.
Y es que gracias a la cobertura que los medio dieron a su historia, recibió un llamado de la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social, quienes le dieron una oportunidad laboral.
Y si bien es un reemplazo que termina en diciembre, no pierde la esperanza de que el plazo se alargue, porque no quiere "pasar por la incertidumbre de empezar todo de nuevo", dice.
"Llegué incrédulo, a la seremi. Y les mostré los que podía hacer", explica.
Y es que Edwin Olivares, si bien tiene un 10% de visión puede perfectamente trabajar en un computador gracias al programa Jaws.
Este software lee la pantalla para la persona. Así Edwin Olivares, a través de comandos que ya tiene memorizados, puede navegar en internet, enviar correos y hacer su trabajo en la seremi que consiste en entregar apoyo al equipo del Registro Social de Hogares.
"Lo más importante es adaptarse, porque la sociedad no se adapta a uno", sentencia.
Esta historia de adaptación comenzó cuando Edwin Olivares tenía cuatro años. Producto de una enfermedad conocida como Uveítis Bilateral y que es una de las principales causas de la pérdida de visión en el mundo, comenzó a ver menos.
"Mi mamá notó que cuando se me caían las cosas yo en vez de buscarlas con la vista, las buscaba con las manos", explica.
Ha pasado por el quirófano cerca de 28 veces, todas con la esperanza de mejorar su visión. Pero las secuelas, sumado a un glaucoma severo, lo están dejando prácticamente ciego.
"Actualmente sólo distingo luces y sombras", dice.
Pocos días después, volvió a caminar por la misma vereda en donde ocurrió el ataque. Esta vez contando chistes a su hija, para hacer el proceso más llevadero", dice.
"Quiero que mi hija sepa que su papá nunca dejó de luchar".