Médico rescata a los perros de la eutanasia con la ortopedia
Hace ocho años que el veterinario Freddy Vergara se dedica a salvar mascotas. Para él, mientras los animales tengan sus facultades mentales activas, hay esperanza. Sus clientes lo avalan: "Les da autonomía y felicidad".
Freddy Herrera es médico veterinario y un convencido de que la eutanasia es la última opción. Desde su taller ubicado en Santa Inés, Viña del Mar, explica que hay casos en que ni siquiera se debería mencionar, ya que por una paraplejia o amputación, "los pacientes siguen teniendo sus facultades mentales activas".
Prueba de ello son sus dos perros mestizos que, gracias a su ortopedia canina llamada "En 2 Ruedas", fueron rescatados.
"Luna, la perrita, fue amarrada a la línea del tren y al perrito, que lo encontré en San Antonio, le habían quebrado la columna en tres partes. Ahora ellos usan una prótesis y un carro ortopédico", explica.
No a la eutanasia
El médico indica que su iniciativa nació hace ocho años, cuando se dio cuenta que este tipo de problemas no estaban siendo atendidos ni en Chile ni en Latinoamérica. "Vi que la rehabilitación física en Chile prácticamente no existía y por eso empecé a diseñar carros ortopédicos para pacientes con daños neurológicos, paraplejia, accidentes o secuelas de enfermedades virales. Con el tiempo los fui mejorando, haciendo estudios de biomecánica, hasta que incluí las amputaciones que también son muy comunes", declara desde su taller ubicado en Santa Inés, Viña del Mar.
Sin embargo, la tarea no fue fácil, porque pocos tenían consciencia de que los perritos, como también los gatos, podían seguir viviendo con este tipo de tratamientos.
"En los primeros años tuve que trabajar harto en crear consciencia dentro del ambiente veterinario porque lo que se hacía en ese tiempo era indicar la eutanasia. Por ejemplo, si un paciente no podía caminar, los médicos que lo trataban sugerían la eutanasia para que no sufrieran, pero no siempre era necesaria. Ahora eso cambió porque se establecieron protocolos y un paciente parapléjico no califica dentro de la eutanasia porque está atento al medio", afirma.
Por supuesto hay algunas excepciones si es que el paciente tiene enfermedades concomitantes. "Por el contrario, puede vivir bien por el resto de sus días", añade Herrera.
Luego, cuando al fin pudo demostrar que los carros y las prótesis servían para el "buen desempeño de los pacientes", el médico comenzó a cambiarle la vida a unas 400 mascotas.
"Un animal que está en condición de paraplejia empieza a desarrollar ansiedad por no poder moverse e interactuar con sus pares, pero una vez que tiene el carro, el perrito lo acepta de manera rápida y se nota inmediatamente el cambio. Es increíble porque de una mirada decaida y perdida, pasa a tener una de alegría, con una actitud positiva que se refleja en el rostro", asegura.
Así también lo confirma Denise Redón, una joven que adoptó ocho perritos, de los cuales seis tienen problemas. "Tengo tres que usan carritos. El Naruto, que es una mezcla de poodle con maltés, el Ragmar, que es un salchicha y el Lestraru que es una mezcla de foster con no sé qué raza porque es único. A los tres los acogí porque habían sido abandonados y cuando les puse los carritos, su vida cambió para siempre", comenta feliz.
"Les cambia la vida"
Denise relata que los tres canes sufrieron harto antes de llegar a sus brazos. "El Naruto con el Ragmar sufrían de una hernia en los discos que sus dueños no detectaron a tiempo. Así empezaron a ver de a poco, a quejarse de dolor, hasta que dejaron de comer y caminar. Cuando estos síntomas aparecen, hay que llevarlos a los neurólogos porque si llegan a tiempo pueden operarlos y evitar que queden parapléjicos. Bueno, eso les pasó y después los abandonaron", explica.
Mientras Naruto era dejado en el canil de Laguna Verde, Ragmar estaba a punto de ser dormido. "Un grupo de rescatistas de esa raza lo evitó y ellos fueron donde Freddy y le pusieron el carrito. Luego, junto al Naruto, los adopté", cuenta Denise.
La historia de Lestraru también es triste. "Él fue atropellado en Pucón, en el sur, y como también quedó parapléjico, la opción era eutanasiarlo. Su dueña no quiso, pero tampoco se podía hacer cargo, así que lo dejó unos dos años encerrado en un veterinario. Al final una amiga lo sacó y me contactó si lo podía adoptar y dije que sí porque pese a que estaba siendo cuidado, apenas salía y estaba mal", recuerda.
Los tres perritos son pacientes de Freddy y desde que comenzaron su tratamiento, han podido hacer una vida normal. "Les cambia la vida en todo sentido, les da autonomía, alegría y felicidad por poder desplazarse y salir a pasear. Los carritos los deja a la altura de los demás perros y eso es espectacular. Incluso a algunos les ayuda en la rehabilitación, como al Naruto, que como su hernia no fue tan fuerte, se fue mejorando con la fisioterapia hasta que puede caminar un poco", precisa la joven.
El tratamiento
Para que un paciente sea candidato a este tipo de tratamiento, Freddy Herrera señala que primero debe haber una evaluación de un médico neurólogo.
"Con eso, se tiene un diagnóstico y vemos lo que se puede hacer. Si la persona llega acá y no cuenta con ese diagnóstico, no importa, nosotros lo derivamos a expertos aquí en la región o en Santiago, ya que allá también atendemos. Aquí los derivamos al médico neurólogo Rodrigo Cisnero, Gabriel Miranda y Juan Pablo Padilla", apunta.
Posteriormente, el veterinario realiza las mediciones anatómicas al animal. "Luego analizamos al paciente con carro y sin carro y lo desarrollamos con un programa en donde ingresamos todos los datos de las medidas anatómicas. El programa nos arroja el diseño ya hecho y en base a eso fabricamos", destaca.
En cuanto a los valores, Herrera informa que cada carro varía dependiendo la mascota. "Para razas pequeñas y medias tiene un valor de $160 mil, mientras que para los carros de aluminio y metalizado, un valor de $190 mil. Luego vienen otros más caros de cuatro ruedas que valen $300 mil y los terapeutas que cuestan $380 mil. También hacemos prótesis para animales amputados y órtesis para animales con daños neurológicos localizados en alguna extremidad", especifica.
Aunque parezca poco común, el médico asegura que cada vez son más los que se animan a probar esta opción. "En nuestros registros ya tenemos 400 pacientes y cada vez va aumentando la necesidad. Por lo general son pacientes con fracturas por accidente, con secuelas de enfermedades virales, golpes, atropellos para el caso de los carros y por las prótesis, amputaciones y malformaciones congénitas", señala.
Respecto a las razas que ha visto más afectadas, el viñamarino nombra a los cocker y salchichas "por incidencia en hernias" y el bulldog francés que por endogamia (cruza indiscriminada de líneas de perros de una misma familia) padece enfermedades genéticas y "nace con espina bífida".
Más animales
Si bien el médico comenzó su trabajo sólo con perros, hoy se ha extendido a otros animales. "Con los gatos también hemos trabajado. Son pacientes distintos pero con paciencia se adaptan al uso de carros ortopédicos. Y así como los perros, son bastante felices con esto o con las prótesis", comenta.
Además, está evaluando a un ternero en Chillán y a dos caballos.
"Lo importante es que cada paciente desarrolle la evaluación del terapeuta para después manejar la fisioterapia y rehabilitación. Es un proceso que requiere paciencia para que el animal aprenda a caminar con la prótesis y empiece a descargar la fuerza", enfatiza Freddy Herrera.
A esta labor también se suma lo que hace José Luis Hidalgo, un estudiante de Medicina Veterinaria, que hace un tiempo fundó "La Quiltrería", el primer y único refugio en Chile que actualmente acoge a 23 animales con capacidades y/o necesidades especiales.
El pasado 22 de octubre se realizó la "Gala de reapertura" del refugio temporal, cuya ubicación es en Viña del Mar. La dirección exacta se mantiene en el anonimato "por cuestiones de seguridad", pero si usted lo desea conocer, se puede inscribir a través del Facebook de la fundación.