Matías Valenzuela

La bandera tricolor con la estrella solitaria, parada al lado de su símil de las "barras y estrellas por siempre" cobijaban la singular actividad realizada en Valparaíso. El debate presidencial estadounidense se trasladó al Instituto Norteamericano de la ciudad con dos invitados de honor.

Luis Miranda, consultor político y asistente del mismísimo presidente Barack Obama, fue el representante del partido Demócrata, y por ende, de Hillary Clinton.

En la otra esquina, Omar Franco, hombre de confianza del senador Orrin Hatch, debatió en nombre del partido Republicano y su figura insigne, Donald Trump.

Debate mundial

A propósito de la experiencia de acercar el debate por la Casa Blanca a la ciudad puerto, Luis Miranda destacó que esto "habla de los nexos que están creciendo entre Estados Unidos y la región".

Desde la bancada republicana, Franco comentó que la idea es poder aterrizar las ideologías de ambos partidos, para que la gente pueda entender las principales diferencias de ambas.

Un tema que no se podía dejar de tocar es el de los polémicos dichos del candidato Trump hacia los inmigrantes latinoamericanos. Respecto de esto, Omar Franco calificó estas declaraciones como "desafortunadas", y advirtió que no representan el pensamiento integral del partido republicano. "El presidente puede proponer lo que sea, pero la realidad se genera en el congreso. Ahora hay un grupo de republicanos y demócratas que está buscando solucionar el problema de la inmigración de manera integral", aclara.

Siguiendo esta línea bipartidista, ambos contendores, quienes comparten ascendencia latinoamericana, señalaron que se está trabajando para facilitar las visas de trabajadores y agilizar los procesos de entrada y salida de extranjeros al país norteamericano, siempre y cuando tengan su pasaporte.

Fue así como la agitada batalla presidencial de Clinton y Trump escribió un inédito capítulo con un debate disputado en plena calle Esmeralda.