#Niunamenos: dos mujeres víctimas de crudos ataques
En medio de la conmoción por los crímenes de violencia de género y de la mano de la creación de un fuerte movimiento en rechazo a éstos, Ashley y Elizabeth relatan cómo estuvieron a un paso de la muerte.
Ashley Burgos es una joven de 20 años quien hace tres conoció a su pareja. Él siempre pasaba por fuera de su casa y de un momento a otro se acercó hasta la joven para conversar. Ashley señala que después de eso comenzaron una relación en donde al primer año el nuevo pololo se mostró casi como la pareja ideal.
"Fue al segundo año de relación que me comencé a dar cuenta que consumía cocaína, robaba y era violento", detalló Ashley al diario La Estrella. La joven agregó que "seguí con él, pero ya me estaba preocupando su violencia. Nunca me pegó, sólo me apretaba los brazos y me dejaba algunos moretones".
Ashley, después de tres años, decidió poner fin a la relación. Sin embargo, el sábado recién pasado recibe un llamado de su ex pareja, quien le dice que vaya a buscar las cosas que había dejado en su casa, ubicada en el sector de la Sol del Pacífico en Quilpué.
"Llegué a la puerta de su casa. Comenzamos a discutir y yo le dije que era un cafiche porque me sacaba plata a mí y a sus amigos. Eso lo enfureció mucho y de la nada me pegó un cabezazo en la cara", relata aún en shock Ashley al diario La Estrella.
La joven continúa: "Me siguió pegando y me arrastró hasta adentro de su casa. Ahí me escupió, me pegó patadas, me quitó el celular para que no pudiera llamar a nadie y me dejó encerrada. Pensé que me mataría porque había un cuchillo cerca, tuve mucho miedo".
Según el relato de Ashley, cuando su agresor, entró en sí y se dio cuenta de las lesiones que le había provocado a la joven, se tiró al suelo y se puso a llorar.
"Se puso a llorar en el suelo, me pidió disculpas, me dijo que él me quería que no había querido hacerme eso. Aproveché cuando fue a buscar hielo a la casa de su mamá y me escapé; me subí a un colectivo y me fui a la casa de una amiga", señaló asustada la mujer quien estampó la denuncia por agresiones en Carabineros de Quipué y solicitó una orden de alejamiento en contra de su ex pareja.
La joven publicó sus fotografía a través de las redes sociales, específicamente en el sitio Alerta Noticias Valparaíso, para dar a conocer la agresión de la cual fue víctima.
"Tengo miedo que se escape del país y que no pague por lo que hizo porque casi pierdo el ojo", finalizó la joven, quien hoy recibe los cuidados de su madre y apoyo sicológico para poder sobrellevar la agresión.
Le disparó en la pierna
Elizabeth Cardozo lleva prácticamente dos años postrada en una cama del hospital Carlos Van Buren de Valparaíso. Tiene cuatro hijos y por culpa de su ex pareja hoy no puede estar con ellos y debe resignarse a los innumerables tratamientos que los doctores del centro médico porteño le han realizado para tratar de salvar su pierna derecha.
Su vida cambió hace dos años cuando se dirigió a la casa de su ex pareja para establcer los términos en que se harían cargo de la hija de ambos, en ese entonces, de cinco años.
"Llegué hasta su casa en la Población Baquedano (Placilla) y no estaba. Cuando iba saliendo llegó y traía con él un bolso negro en donde siempre guardaba una escopeta", recuerda la mujer, mientras las lágrimas comienzan a correr por su rostro.
"Yo le doy la espalda y siento un disparo, caigo al suelo y lo primero que veo es que su bolso negro tiene un orificio grande por donde salía humo. Mi hija gritaba mucho y él estaba como loco. Me pedía perdón, que no había sido su intención", señaló la mujer desde su cama en el hospital Van Buren de Valparaíso.
Elizabeth agrega que "desde ahí que comenzó una pesadilla. Él se supone que está con arresto domiciliario, pero sale para todos lados, no paga por lo que hizo. En cambio yo que soy la víctima tengo que estar postrada en una cama por su culpa. Además este tipo como padre tampoco cumple, ya que lo último que le mandó a nuestra hija fueron diez mil pesos y una jalea".
Según relata la mujer los doctores del hospital porteño han hecho lo imposible por salvar su pierna, pero hasta el momento no hay diagnóstico claro, ya que los perdigones emanados desde la escopeta causaron diversas lesiones, las cuales en su mayoría han sufrido un proceso de infección.
"Quiero que se haga justicia y que esto no le vuelva a pasar a otra mujer porque yo no sé si mi vida volverá a ser igual a como era antes. Yo trabajaba por mi familia, ahora no puedo hacer absolutamente nada, ni ir a tomarme un helado con mis hijos", señaló Elizabeth al diario La Estrella, quien agregó que "hace un par de meses pude caminar con muletas, pero al cabo de unos días se me volvió a infectar la pierna y tuve que volver a estar postrada en una cama".