por Ignacio Borel
Realismo sucio
Hugo Lepe (1976) ha puesto todas sus fichas en escribir; aquello lo lleva a uno a pensar que está de patio, pero lo cierto es que su literatura se encuentra sana. Leer "La perra alucinante" (2016, Emergencia Narrativa), su cuarto libro, es entrar en la habitación olor a cerveza y cigarro de un muchacho que ve en el amor la posibilidad de escapar del circuito cerrado en que se ha convertido su cabeza.
El calerano articula una historia sencilla: un indisciplinado estudiante de Filosofía se enamora de una chica exagerada y manipuladora.
Más allá de una trama tan breve, el autor se las arregla para que el lector genere afecto por personajes que son egocéntricos pero ingenuos.
La sociedad no existe, tampoco las familias, a lo más surge uno que otro amigo (tan perdido como la pareja de enamorados), un bebedor barrial y por ahí una madre desdibujada.
El título evoca rabia, sin embargo, lo que se devela es abandono, confusión y desesperación. La novela, redundante en el sentido que vuelve una y otra vez sobre las obsesiones del autor, no decae; el pulso se sostiene a lo largo de las 93 páginas.
Para Lepe lo importante es ser ágil, sucio y minimalista. Los personajes de "La perra alucinante" son vulgares pero queribles, muñecos con los que Lepe monta una novela que se debe leer de golpe.
Si escribir en Chile ya es un acto de marginalidad, ¿qué queda para Hugo Lepe que lo hace desde La Calera y sobre jóvenes que no tienen cabida en una sociedad neoliberal?
Hugo Lepe, a quien seguramente no le interesa la respuesta, está destinado a ser un escritor de culto, si logra mantener la calma en medio del bullicio, sus lectores podremos seguir disfrutando de su sana y jadeante creación.
"Leer este libro es entrar en la habitación olor a cerveza y cigarro de un muchacho que ve en el amor la posibilidad de escapar del circuito cerrado en que se ha convertido su cabeza"."
TÍTULO: "La perra alucinante"
AUTOR: Hugo Lepe
EDITORIAL: Emergencia Narrativa