Un viaje mágico a bordo del último buscarril de Chile
Tren del Ramal Talca-Constitución ofrece un periplo inolvidable, donde los turistas disfrutan el paisaje y los productos típicos que ofrecen los emprendedores locales.
Es sábado y hay que madrugar para cubrir a tiempo las tres horas del trayecto entre Santiago y Talca. La premura en arribar sin retraso a la Séptima Región resulta necesario para que literalmente no nos vaya a dejar el tren...y el sacrificio vale la pena.
Al mediodía uno de los andenes de la estación de Talca se agolpa de gente. En su mayoría son adultos mayores provenientes de una comuna costera. Entusiasmados, observan como el tren compuesto de apenas dos vagones, lentamente se posiciona frente a ellos. Suben y la evocación al pasado es inmediata. No hay espacios para colocar bebidas ni menos cargadores de celulares y otras comodidades de los trenes modernos. Sólo asientos de cuero verde, amplias ventanas con cortinas y porta equipaje superior. "Lamentablemente el guía turístico no llegó en esta oportunidad", nos advierte la encargada de cobrar los boletos. Claro, es sábado en la mañana y parece fue largo el carrete del viernes.
Nuestros anfitriones de Sernatur de la Región del Maule, nos explican que lo que vamos a conocer forma parte del Ramal Talca - Constitución. Es un servicio conocido como "Buscarril Turístico", que lo definen como "una experiencia inolvidable que permite conocer una ruta histórica llena de belleza natural y cultura", en un viaje de ida y regreso entre la estación de ferrocarriles de Talca y la emblemática estación González Bastías, nombrada así en honor al poeta. El periplo considera detenciones en las estaciones de Corinto y Curtiduría, con exhibición de productos artesanales en las estaciones. El valor del pasaje es $ 10.000 ida y regreso. Los viajes turísticos son algunos fines de semana y en fechas especiales, donde los habitantes se alistan para recibir de la mejor manera posible a los visitantes.
En lo rutinario, el Buscarril es un transporte ferroviario de pasajeros subvencionado por el Gobierno, concebido para mejorar la accesibilidad de los habitantes de las localidades intermedias entre Talca y Constitución, los que no tienen otra alternativa de movilización. Por esta razón, la prioridad de transporte la tienen los residentes locales.
Son las 12.15 horas y a la hora señalada el maquinista, con "pitada" incluida, echan a andar el antiguo pata'e fierro. Lentamente se mueve y nos alejamos de la capital de la Séptima Región. Las lluvias abundantes de la génesis de la estación invernal dieron sus frutos, y ad portas de la llegada de la primavera, el verde predomina en los campos, algunos incluso están pantanosos. Cultivos de verduras y nuestras excelsas y cotizadas viñas grafican el hermoso paisaje. El maquinista pita el claxon ante la llegada inminente a un cruce no regulado. Resulta necesario para evitar accidentes lamentables con vehículos o peatones. Los campesinos detienen sus labores para mirar al buscarril. No pocos saludan a la distancia de manera efusiva a los pasajeros. La máquina serpentea entre los cerros, mientras por la ventana se aprecia donde confluyen los ríos que de forma inexorable siguen su camino hasta desembocar en el mar de Constitución.
La velocidad baja y asoma la primera parada: Corinto. Una solitaria y raída estación en cuyo patio aguardan entusiasmados los anfitriones. Pan amasado, vino navegado, sopaipillas, huevos duros, empanadas, forman parte de la oferta con que atraen a los visitantes. También vestimentas y artesanía típica. Todo a precios accesibles. Una mujer acompañada de una guitarrista interpreta folclor e insta a los "tatas" a que se atrevan con un pie de cueca. Mas de uno sale a la pista de tierra y huevillo. Hasta un cumpleañero se llevo un coreado happy birthday. Luego de una media hora los pasajeros retornan a sus asientos. El periplo sigue y la bocina suena con fuerza de nuevo y nuevamente se baja la velocidad. Esta vez no es un cruce, sino que corderos atravesados en la vía. Lo mismo sucederá mas adelante con equinos y vacunos que espantados arrancan de la maquina infernal, que otra vez detiene su marcha, esta vez en una estación mas remozada: Curtiduría, ubicada a 33 kilómetros de Talca. bautizada así porque otrora sus habitantes se dedicaban a la confección de carteras, zapatos y otros artículos similares. Hoy sus esfuerzos apuestan al agroturismo, al punto que reciben a los afuerinos con tortillas de rescoldo, empanadas caseras y un mosto dulce de la cepa "Vino País", típica de la zona. Micrófono en mano la anfitriona desafía a los asistentes su conocimiento sobre modismos campestres, como el origen de la palabra diantre. Quienes le achuntan se llevan premio.
Pero el viaje debe continuar y nuevamente se aborda el buscarril. El paisaje deslumbra en los faldeos de la cordillera de la costa hasta llegar al destino final, que durante años se llamó "Infiernillo", que de la tierra del "Coludo" no tiene nada. Después fue bautizada como la estación González Bastías en honor Jorge, el poeta fallecido en 1950, que escribía en defensa de los humildes y los perseguidos.
En el andén un esquinazo de adolescentes del pueblo recibe a los visitantes, que luego se solazan con vino navegado, chicha y otros productos típicos de la zona.
María Elena Sepúlveda, presidenta de la Asociación Gremial Turismo ramal Talca-Constitución, relata que en el ex Infiernillo residen cerca de 120 personas, de las cuales el 10% son microempresarias dedicadas al agroturismo, que ofrecen a los visitantes artesanías y comestibles como tortillas de rescoldo, pasteles, miel, licores artesanales, entre otros productos. "Tenemos que mejorar muchas cosas, buscar formas de entretener al turista, que no se aburra durante las horas en que permanezca y quiera volver. No queremos apartarnos de eso, queremos que esto crezca como turismo rural por supuesto mejorando todos los servicios", expresó la dirigenta , que se mostró esperanzada en que se concrete un proyecto que considera la adquisición de nuevos trenes, y el remozamiento de estaciones como Corinto que están con evidentes problemas de infraestructura. "El viaje en tren es muy lindo, es mágico. Es el ultimo ramal de Chile y es importante que permanezca porque es un bien social. No tenemos nada que envidiarle a otras localidades", enfatiza María Elena, mientras los turistas caminan hacia uno de los restaurantes. Tras el almuerzo podrán caminar entre los vagones oxidados de la estación, recorrer el lecho del río y apreciar los viñedos de las planicies. Cerca de las 17.00 horas abordarán nuevamente el buscarril, esta vez de regreso a Talca. Como escribió el vate González Bastías, atrás quedó "la tierra que fue de encantamiento, en la leyenda popular, tu queja errante va en el viento, por la montaña y por el mar".