Tatitas pagan 255 lucas de patente
Ambos reciben pensión solidaria mínima y no les alcanza para vivir, por eso venden frutas en un puesto.
Justo en los tiempos que se debate sobre el sistema de las Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) y las precarias condiciones en las que viven gran parte de los adultos mayores del país, con Pensiones Básicas Solidarias de Vejez que no superan los 90 mil pesos, nuestro lector Rafael Vera, nos remeció denunciando el caso de la pareja compuesta por José Rubio y Teresa Carbonell, de 71 y 78 años respectivamente.
Vera, quien es comerciante del Barrio Puerto, sintió una gran impotencia al enterarse que José y Teresa debían pagar una patente municipal de nada menos que $254.577, dos veces al año, para poder vender frutas en un puesto ubicado en la esquina de calle Clave con Cochrane, frente a la plaza Echaurren.
Todo porque ambos reciben pensiones solidarias que en suma no les alcanza para vivir, así que no les queda otra que pasar su vejez trabajando todos los días, desde las 10 de la mañana hasta las 20 horas, soportando frío, calor y las hostilidades de la calle.
"es un abuso"
La Estrella fue a conversar con la pareja que hace más de 50 años trabaja en el sector, y hace unos 40 se mantienen unidos por el puro amor que se tienen el uno al otro. "Sin papeles, como se usa ahora", aseguran entre miradas picaronas y cómplices.
De inmediato don José saca la patente municipal perfectamente plastificada. Y claro, no hay dudas. Justicia o injusticia, juzguen ustedes estimadas y estimados lectores.
"Hasta los carabineros cuando vienen por aquí nos han dicho que es un abuso que nos cobren esa cantidad de plata por la patente para poder vender aquí, ¡ni el supermercado paga tanto!", dice José.
Y agrega que "más encima los fiscalizadores son unos prepotentes. Vienen todos añiñados y si me echan la aniñada yo también, no me voy a quedar callado".
Mientras la dulce Teresa atiende a la clientela aprovecha de opinar. "Lo que pasa es que piensan que nosotros somos ambulantes. Pero no, nosotros queremos hacer las cosas bien, por eso a duras penas juntamos la platita cada seis meses para pagar la patente porque no podemos dejar de trabajar. Tampoco queremos que nos regalen nada, sólo pedimos un poco se consideración y que no nos cobren tan caro para poder trabajar tranquilos".