Lo desfiguraron tras brutal paliza y agonizó dos meses
Carpintero del cerro Perdices falleció luego de que a mediados de junio fuera salvajemente atacado en una escala. Familiares exigen que se halle a los criminales.
Dolor e incertidumbre reina en una familia del cerro Perdices, que vio cómo, tras dos meses de agonía, uno de sus integrantes falleció por la acción de desalmados que siguen en la absoluta impunidad.
El caso se remonta a la madrugada del pasado 13 de junio, cuando el carpintero Marco Antonio González Morales, de 49 años, salió desde su casa en el Camino Cintura para dirigirse a comprar a un negocio cercano. Su sobrina, Hortencia de la Barra, señala que vivía en una pieza de forma independiente, por lo que nadie en el inmueble lo escuchó retornar.
Sólo a la mañana siguiente fueron alertados por vecinos de que, a unos 100 metros del inmueble, en la solitaria y oscura escala Lineo, se hallaba tenido un hombre inconsciente y ensangrentado.
Familiares acudieron y en principio no lograron reconocerlo, ya que el rostro estaba hinchado y amoratado, prácticamente desfigurado, así que sólo pudieron identificarlo por sus vestimentas, documentos y otras pertenencias diseminadas por el piso.
Parientes llamaron a una ambulancia que lo trasladó hasta la Unidad de Emergencia Adulto del Carlos Van Buren, donde ingresó con riesgo vital. Presentaba un TEC y pérdida de pieza dentales. Por falta de camas en el hospital público, el 14 de junio fue derivado hasta la Unidad de Paciente Críticos (UCI) de la clínica Ciudad del Mar. Allí el diagnóstico fue policontuso, con un síndrome de distrés respiratorio adulto, shock distributivo, un neumotórax derecho drenado, contusión pulmonar, neumonía aspirativa y fractura orbital. Se mantuvo sedado, con ventilación mecánica y drogas vasoactivas durante su estadía en el centro asistencial, que se extendió hasta fines de julio. Se le practicó una traqueotomía para que pudiera respirar y se alimentaba con sonda gástrica.
En el lapso que permaneció en la clínica, la familia sostiene que el carpintero evidenció mejorías ostensibles, como la recuperación de forma paulatina de la conciencia y la posibilidad de efectuar algunos movimientos, claro que sin la capacidad de comunicarse de manera verbal y escrita, ya que tuvo daño neurológico.
Atención
Al existir factibilidad de una cama retornó al Van Buren, donde la familia considera que sufrió un retroceso acelerado en su condición. Se quejan de que no recibió la mejor de las atenciones. "En sus últimos días trataba de modular pero nunca pudo hablar ni escribir que le había sucedido", acota Hortencia. La salud decayó al punto que el pasado lunes fueron avisados que Marco dejó de existir, sin una causa certera, la que esperan sea dilucidada con la autopsia. Lo que sí están claros en que no se trató de una caída accidental en la escala, por el tipo de lesiones que presentaba en su cabeza. "Tienen que haberlo asaltado o fue una venganza por rencillas pero lo extraño es que mi tío no tenía enemistades con nadie de acá, era muy querido. Si hasta le derramaron vino en la ropa y cuando llegó al hospital estaba con hipotermia", añade Hortencia. En la parte judicial la porteña manifiesta que un par de días después que ingresara al hospital se hizo la denuncia en Carabineros, la que con retraso llegó al Ministerio Público.
El 22 de junio la familia recibió la llamada de la Fiscalía, que daba cuenta que el fiscal adjunto Javier Carrasco había entregado una orden de investigar a la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) por el delito de lesiones graves. En el documento se solicitaba a los detectives fijar fotográficamente el sitio del suceso, empadronar testigos y tomarles declaración, al igual que a la sobrina para que aportara datos sobre la salud de su tío. Hortencia asegura que han pasado dos meses, ahora con su pariente fallecido, y aún no ha sido contactada por los detectives encargados de la investigación. Se prevé que ahora el caso pase a manos de la Brigada de Homicidios. "Queremos que se investigue porque no sabemos por qué se ensañaron tanto con él si no tenía problemas con nadie, era respetuoso y tranquilo. No queremos que su muerte quede impune, que se haga justicia", indicaron. En su hogar los parientes guardan evidencias como prendas de vestir y un bolso que esperan sean periciados en búsqueda de huellas del o los asesinos.