¿Por qué los chilenos trabajamos tantas horas y sin los mejores resultados?
La cultura empresarial, la falta de capacitación y la baja flexibilidad laboral serían algunas de las razones.
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La semana pasada, un informe de la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económica (OCDE) reveló que Chile está dentro de los cinco países del mundo en que más horas se trabaja al año.
Con datos recabados de 2015, entre trabajos a tiempo completo, temporales y contratos a tiempo parcial, la organización aseguró que los chilenos trabajan 1.988 horas al año. Más arriba se ubican únicamente México (2.246), Costa Rica (2.230), Corea del Sur (2.113) y Grecia (2.042).
Pese a ubicarse en los primeros sitios del mundo, la tendencia del país ha ido a la baja, pues 10 años antes la cantidad de horas trabajadas al año ascendía a 2.157.
Sin embargo, ¿todas estas horas significan que se está trabajando mejor? La verdad es que no, y las cifras lo respaldan.
Un estudio de The Conference Board reveló que la productividad en Chile creció un 1% en 2015, lo que se materializa en US$27 por hora trabajada. El mismo informe sostiene que Noruega produce US$89 por hora laboral, Holanda US$66 y Francia US$64. Coincidentemente, los países donde menos horas, en promedio, se trabaja en el mundo.
El punto es ¿qué se está haciendo equivocadamente a nivel de empresas, jefaturas y trabajadores para mejorar esto? Especialistas analizan la realidad y buscan futuras soluciones.
El director comercial de Adecco, Aldo Sepúlveda, asegura que uno de los problemas basales es la competencia que se crea en Chile.
"Las mallas curriculares en los diferentes institutos y centros de estudio no dan lo que se necesita laboralmente. Por ejemplo, nosotros ofrecemos cursos de capacitación, porque no existe nadie que genere perfiles de mucamas o meseros para un hotel de 5 estrellas", dice.
Agrega que también existe un tema de la cultura de cada compañía relacionada a la flexibilidad laboral, pues coincidentemente, donde hay más productividad es donde se permite horarios flexibles. "No importa cuánto rato estás en la oficina, mientras hagas tu trabajo. Que es lo que nosotros llamamos la diferencia entre un ejecutivo y un empleado. El empleado cumple horas, el ejecutivo hace lo que debe ser", cuenta.
Asegura que en Chile no se contempla lo que él llama el "salario emocional", que es lo que un trabajador debe pagar por trabajar: dónde dejar a sus hijos, la dificultad para moverse o llegar al sitio.
El economista de la Universidad Andrés Bello, Alejandro Urzúa, coincide con estas falencias y asegura que, sin duda, es una suma de factores lo que permite que Chile termine siendo un país poco productivo.
El académico aporta con que entre un 5% y un 10% de los trabajadores sabe realmente cuál es su trabajo, qué y cómo es lo que debe hacer de lunes a viernes. "La compañía no hace una clara definición de los roles y, por ende, tienes gente sentada en un puesto, sin saber bien con qué debe cumplir", dice.
Agrega que también existe un tema cultural, cuando se piensa que quien se va temprano o puntualmente en su horario es un mal trabajador: "En Alemania, si te vas más tarde es mal visto, porque quiere decir que eres poco eficiente y acá es todo lo contrario".
En cuanto a las jefatura, Urzúa dice que tienden a carecer de habilidades blandas y no saben dar a entender lo que realmente quieren, enfatiza.