El rincón que con música y baile quiere reunir a los porteños
Hace un año que La Chingana del Cerro se organiza cada mes para reencantar a vecinos y visitantes con la ciudad
Domingo a mediodía y el indomable viento porteño golpea con insistencia sobre los techos de las casas encaramadas en los cerros de Valparaíso. En el Mariposa, una bandera chilena flamea a lo lejos como llamando a quienes a esa hora disfrutan de un paseo familiar, salen de la misa dominical o simplemente quieren conocer una nueva "picada", de esas que se enconden como verdaderos tesoros en los rincones de la Ciudad Puerto.
Sólo un par de minutos después de aquel llamado cómplice entre el viento y la estrella solitaria, los acordes de guitarra acompañados de un acordeón se escuchan en el pasaje Aguilar, al son de la inconfundible cueca porteña. No es un domingo cualquiera y los vecinos del sector lo saben bien: es un día de chingana.
Sólo una vez al mes el acondicionado patio de la casa familiar de Robinson Delgado, director del Centro Cultural Chingana del Cerro, abre sus puertas a ateos y cristianos. Decenas de porteños ansiosos por entrar y uno que otro acento caribeño o un "hello, excuse me", revelan lo popular que se ha vuelto el espacio. En apenas un año de funcionamiento logran reunir cada mes más de cien personas de Valparaíso, Chile y el extranjero.
Punto de encuentro
Robinson Delgado da la bienvenida y acompaña a algunos de los músicos voluntarios hasta el rústico rincón usado como escenario, donde un grupo aún acompaña el almuerzo con algo de cueca porteña. Algunos metros más atrás, la presidenta del centro cultural, Juanita Chacón, acomoda algunas mesas mientras conversa con una vecina que trae una bandeja con empanadas para atender a los invitados. Todos los que forman parte de La Chingana no reciben pago, pero tienen una tarea que cumplir, cada una tan relevante como la anterior. Ese es el germen del trabajo comunitario; la razón de ser de esta iniciativa.
Quienes lleguen al lugar con la idea de encontrarse con un restaurante y pagar por ver un espectáculo, mejor que den la media vuelta y regresen por el mismo camino. Acá no hay espacio para la transacción económica; de hecho, el centro cultural busca apartarse de la fiebre consumista y el individualismo que se mantiene con fuerza en la sociedad actual.
"Nosotros entregamos una forma de vivir distinta que no se basa en el intercambio comercial tradicional. O sea, nosotros no atendemos clientes. Somos un espacio donde la comunidad se encuentra y comparte", comenta Delgado, quien acota que sí existe una adhesión, que permite que la actividad se autofinancie. Sin embargo, "nadie está obligado a comprar algo. Incluso pueden traer algo de afuera y comerlo acá, porque la idea principal es reunirse", agrega el director.
Aquí la comida, la bebida y la música (sea cual sea el estilo) son ingredientes que dan origen a la fiesta dominical, que a su vez, es la excusa para encontrarse con los vecinos, desconocidos y la propia ciudad. El motivo final es reencantarse con el entorno, aseguran los organizadores. Al igual que Delgado, Juanita Chacón, resalta esa urgente necesidad: "nosotros definimos nuestra actividad como comunitaria, solidaria -porque a veces también prestamos el espacio para beneficios- y participativa (...) Queremos dar a entender que existe otra forma de relacionarnos como seres humanos".
Con esta actividad mensual, en La Chingana apuestan por recuperar las iniciativas comunitarias, pues ahí está el poder para cambiar la ciudad, apunta Delgado. Para él y el resto de los voluntarios del lugar la convicción de que se puede transformar la ciudad es lo que los mueve. "Queremos recuperar una visión comunitaria que le permita salir del estancamiento en que se encuentra. No es casualidad que Valparaíso esté como esté, lo que existe es un deterioro del tejido social", asegura el director.
Chingana itinerante
Como caras visibles del centro cultural, Juanita y Robinson no logran esconder su entusiasmo al momento de hablar de los proyectos que tienen para el centro cultural, el principal por ahora: hacer de la Chingana del Cerro una iniciativa itinerante. Mientras continúan consolidando la reunión mensual en cerro Mariposa planean pasearse por los distintos cerros de Valparaíso y replicar la actividad mensualmente.
La idea podría ver la luz a fines de este año o mediados del próximo, por lo que ya han tenido acercamientos con organizaciones sociales y ahora están trabajando para conseguir una carpa que les permita recorrer los cerros. "Vamos a empezar a promocionar a medida que vayamos teniendo los recursos técnicos, que es tener transporte, una carpa, un mobiliario de mayor facilidad para transportar. Esto hay que masificarlo", comenta Delgado, al tiempo que Juanita asiente con la cabeza, antes de levantarse de su asiento para seguir cada detalle de La Chingana del mes.
En el escenario un grupo toca y varias parejas bailan, mientras las sonrisas y la conversación se multiplican en cada mesa. Misión cumplida nuevamente; los novatos quedan encantados y los de siempre cuentan los días para volverse a juntar.
"Nosotros definimos nuestra actividad como comunitaria, solidaria".